Habemus Senatus

Por alfredoTorresUn error común de muchos políticos y analistas es sostener que la cifra repartidora es responsable de la mayoría absoluta que alcanzó Fuerza Popular en el 2016. ¿Cómo es posible ?sostienen? que FP haya obtenido 56% de los escaños con solo 36% de los votos válidos? La explicación no está en la cifra repartidora sino en el tamaño de los distritos electorales. Comprender esta diferencia es fundamental ahora que se discuten en el Congreso cinco proyectos de reforma del sistema electoral que plantean el retorno del Senado, una de las instituciones más antiguas de la democracia.En realidad, la cifra repartidora calcula una distribución proporcional de los escaños. Si el distrito electoral es grande ?como Lima?, esta distribución se asemeja mucho a la distribución porcentual de los votos. Si el distrito es pequeño y tiene solo dos escaños ?como Moquegua?, entonces solo alcanzan curules los partidos con mayor votación. Como en el Perú hay 26 distritos electorales (Lima Metropolitana, Lima Provincias, Callao y 23 departamentos), los partidos que quedan en cuarto o quinto lugar en cada distrito electoral suelen quedar fuera. Solo alcanza el cupo para los dos o tres más votados.El tema es muy relevante en la discusión sobre el Senado. Esta institución suele funcionar en sistemas federales con un mismo número de representantes para cada estado. En Estados Unidos, por ejemplo, cada estado cuenta con dos senadores. Si el Perú siguiese ese modelo, la tendencia a incrementar la prevalencia de los partidos más votados en desmedro de los más pequeños sería aun más marcada. Por ejemplo, con los resultados de la votación para el Congreso del 2016, Fuerza Popular habría obtenido también la mayoría: 29 de 52 congresistas. La diferencia habría sido que el Apra y Acción Popular habrían quedado fuera.La situación se agrava porque un tercio del electorado reside en Lima. Si la capital tuviese el mismo número de senadores que, por ejemplo, Tumbes, el voto de un tumbesino para elegir a un senador pesaría 50 veces el voto de un residente en la capital. Si a eso se suma que en Lima prevalecen los trabajadores formales (por lo tanto, los que contribuyen con sus impuestos a solventar el Estado), mientras que en el interior la informalidad está más extendida e, incluso, en algunas provincias la actividad económica ilegal es dominante, se entenderá el riesgo de optar por ese modelo.La solución está en darle al Senado una representación nacional. Esta...

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