La guerra ambiental contra algunos productos cotidianos

Por Marienella OrtizPeriodistaUno de los símbolos de la contaminación humana en el mundo es la bolsa de plástico, aquel objeto de aspecto inofensivo que es un derivado del petróleo y que demora en descomponerse entre 100 y 500 años, pero que se queda en nuestras manos apenas unos 15 minutos. Debido a las evidentes aglomeraciones de basura plástica en los mares y el impacto mortal en miles de animales, gran parte de los países de distintos continentes ?Canadá, en California (Estados Unidos), Italia, Sudáfrica, India y Australia? están trazando estrategias directas con prohibiciones expresas o, en el mejor de los casos, con el establecimiento de impuestos para desanimar su uso con resultados exitosos.A las bolsas se suman otros objetos más que van en la misma línea de aparente extinción por temas medioambientales, de salud e incluso de eficiencia. Las botellas de plástico para agua están siendo cuestionadas, por ejemplo, sobre todo las que no son reutilizables.Lo mismo ocurre con los contenedores para alimentos elaborados con tecnopor, que por su baja densidad se transportan fácilmente con el viento, contaminando mares, ríos y todo tipo de naturaleza. Al igual que el plástico, permanecerá pululando en el medio ambiente por al menos cinco generaciones.Además, cada vez son menos las casas en el mundo alumbradas por las noches con las bombillas incandescentes, poco eficientes y temibles por su contenido de mercurio. ¿Terminarán de desaparecer todos estos objetos de la vida rutinaria para dar paso a productos alternativos? Algunos países tienen esa intención debido al pasivo ambiental que vienen generando. Pero veamos qué ocurre caso por caso.Bolsa Plástica Desde que los comerciantes decidieron obsequiarlas, las bolsas plásticas se han convertido, en los últimos 35 años, en uno de los primeros causantes de contaminación y daños, incluso económicos, en algunos países. Se estima que un millón de bolsas plásticas se entregan cada minuto. En total, se producen unos 288 millones de toneladas de plástico y el 10% termina en los océanos, según Cicloplast. La mayor guerra contra este objeto proviene de un gran número de países del África. Países como Ruanda, Uganda, Gabón o Kenia son los vanguardistas en el tema de las prohibiciones, luego de observar cómo el plástico mataba sus ganados y obstruía los canales de desagüe provocando inundaciones. Algunos estados de Estados Unidos han creado impuestos de US$0,50 por unidad para las bolsas más delgadas de...

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