Grandes epidemias de nuestra historia

Por CarlosContreras Carranza

Han sido numerosas las ocasiones en las que los peruanos hemos sufrido el ataque de epidemias que han diezmado a la población. La mayor parte provino del exterior, lo que puede ser una de las causas de nuestra característica xenofobia. Las altas tasas de mortalidad que alcanzaron han concitado su estudio por parte de médicos e historiadores de la salud, que, de esta manera, han podido identificar a las principales.La más terrible parece haber sido la de la Conquista, que consistió en diversos brotes de viruela traídos por las huestes de Francisco Pizarro; el último de los cuales discurrió entre 1589 y 1591, dejando a la población indígena reducida a solo una fracción de la que había sido apenas medio siglo atrás. La siguiente gran epidemia sucedió entre 1718 y 1723. No hay claridad acerca del tipo de mal que fue: ¿influenza, tifus, cólera? El historiador inglés Adrian Pearce señaló que, sea cual fuere el virus, este provino de un barco europeo que atracó en Buenos Aires en los inicios de 1718. Desde allí, comenzó a esparcirse por Paraguay, Tucumán (Argentina) y el Alto Perú (hoy Bolivia). En la ciudad minera de Potosí, manantial de la plata americana, murieron 22.000 personas en 1719; un tercio de su población. En el obispado del Cuzco (que comprendía, además del departamento de este nombre, a Apurímac y Puno) acabó con la vida de 60.000 cristianos. ?No se había visto mayor desolación desde la peste del año 1589?, escribió el historiador jesuita Rubén Vargas Ugarte. De hecho, la población local se refería a ella como ?la peste grande?.El número de muertos en el Cuzco llegó a superar los 100 diarios, por lo que hubo que erigir nuevos cementerios, que pronto quedaron atiborrados. En el Arzobispado de Lima (que correspondía a la región central del país) los muertos sumaron 72.000, llegando a afectar las misiones franciscanas en la ceja de selva. Pearce estima que en todo el virreinato el número de víctimas debió rondar las 200.000, que representaban una cuarta parte de la población indígena ?la más castigada con la epidemia? y aproximadamente un sexto de la población total. Una verdadera hecatombe. La recuperación, sin embargo, fue rápida; en parte, ayudada por la llegada de inmigrantes ibéricos y africanos en las décadas siguientes.En los primeros años del siglo XIX, el país se vio afligido por otra epidemia de viruela, en cuyo contexto se introdujo por primera vez la vacuna, de la mano de la expedición...

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