Golpe de timón

Por Juan Paredes Castro. Director periodístico interinoA exactamente una semana de su cuarto mensaje al país por Fiestas Patrias, Ollanta Humala tiene la oportunidad de dar un golpe de timón.O pone drásticamente fin al doble discurso que lo ha acompañado hasta hoy, entre las obligaciones de la hoja de ruta y la nostalgia por la gran transformación, o la inercia de este movimiento pendular que un día privilegia la economía de mercado y otro día resucita los fantasmas del chavismo y del velasquismo, agravará la desaceleración económica al punto de hacerla caer en recesión.Es la economía del país la que vuelve a estar en riesgo no solo por la caída de los precios internacionales de los metales y las trabas burocráticas que el último paquete legislativo busca eliminar, sino porque el gobierno, inclusive en esta etapa de correcciones, se muestra frágil y ambivalente en sus decisiones.Estamos precisamente en el momento justo para examinar cómo los procesos económicos son cada vez más sensibles a los procesos políticos con los que marchan en paralelo. Cómo, en el fondo, ambos procesos se interrelacionan y se interpenetran. No hay manera de colocarlos en cuerdas separadas.Es cierto que nuestra macroeconomía se ha blindado fuertemente de la turbulencia política, pero esta, agravada por actuaciones y decisiones gubernamentales generadoras de desconfianza, podría adquirir condiciones de adversidad letal contra el flujo de inversiones nacionales e internacionales.Numerosos proyectos de exploración minera, petrolera y gasífera están prácticamente paralizados, con sus consiguientes millonarios volúmenes de inversión, a causa de una...

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