Un gol que se gritó hasta en el Vaticano

Por Jorge Barraza. PeriodistaEra un bostezo interminable, que amenazaba entrar en el libro de los Récords de Guinness y decidirse en los penales o en la corte de La Haya. Pero en el minuto 118, la ordenada Suiza se descontroló por un instante y pagó con la eliminación. Palacio robó una pelota clave en tres cuartos de cancha, con Suiza saliendo, y la pasó rápido a Messi. El genio, por primera vez con algo de espacio en toda la tarde, le imprimió velocidad a fondo y, como siempre, derecho al área; eliminó como a un cono al primer rival que le salió (Inler) y le puso un pase delicioso a Di María, justo, al ras. Di María solo tuvo que seguir corriendo y pegarle suave al segundo palo para batir, por fin, a Benaglio, otro de los excelentes arqueros que nos muestra el Mundial todos los días.Explotó el estadio, la Argentina, hasta el Papa debe haber saltado de su trono vaticano? ?Ya está, ahora sí, ganamos?, pensaron. Sin embargo, Suiza tenía algo que decir. Y en el minuto 122 casi hubo infartos masivos: centro de Shaqiri al área, salta solo Dzemaili, cabecea al gol y la bola da en el palo, le vuelve a Dzemaili, pero le rebota en la pierna y se pierde por la línea de fondo. Era el empate; el arquero y la defensa argentina estaban atornillados al piso. Fue uno de los instantes de máxima tensión del Mundial, de un dramatismo casi irrespirable. Similar al remate de Pinilla, de Chile, en el travesaño brasileño, cuando el reloj también cantaba el minuto 120.?Sabemos que Messi en un segundo te define un partido?, dijo Ottmar Hitzfeld, el inteligente entrenador de Suiza. Y armó un enrejado en torno a Leo, que siempre estuvo rodeado. Pero fue lo que sucedió. Apenas un segundo le dieron espacio de maniobra y ya están en vuelo rumbo a Zúrich.Di María, que tuvo una tarde de horror, se encontró con el billete ganador de la lotería tirado en el suelo. Suiza se fue dignísimamente, Argentina sigue. Ya casi suena aburrido decir que no gusta y espera la genialidad de su número 10. También es cierto que en estos choques eliminatorios la tensión predomina sobre el juego, se arriesga menos, pues la menor desconcentración conlleva la eliminación. El propio Messi lo describió: ?No queríamos ir a los penales, queríamos definir el partido en el suplementario. Sentíamos nerviosismo porque no podíamos hacer el gol y sabíamos que por cualquier error podíamos quedar fuera. Sabemos que todos los...

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