El glaciar, el río y el mar

AutorArturo Salazar Larraín
CargoPeriodista

El agua natural –distinta del agua potable que consumimos– se origina en nuestros glaciares andinos ubicados frente a la vertiente occidental del Pacífico. Estos, en su imparable camino al océano, bañan más de treinta ríos a lo largo de la franja costera, desde Tumbes hasta Tacna. Según el discurso ambientalista, existe un ‘delincuente’ conocido como ‘cambio climático’ que obliga a nuestros generosos glaciares andinos a restringir su contribución líquida. Este criminal silente se alimenta del lubricante que consumimos para trasladarnos desde nuestras casas hacia nuestros trabajos a diario; resulta, entonces, que los delincuentes somos los mismos peruanos que nos trasladamos sea en auto, bus o avión.

Por otro lado, un estudio sobre el avance y retroceso de los casquetes polares y la historia de las órbitas seguidas por la Tierra, realizado por el astrofísico serbio Milutin Milankovitch, concluyó que estamos a merced de una transformación geológica que nos acerca, cada vez más, al sol. Si consideramos la frecuencia de terremotos y erupciones volcánicas –que

Vivimos luego de mucho– debemos preocuparnos más por el cambio geológico que por el climático. En cualquiera de los casos, es justo que estemos inquietos.

También deberíamos estarlo debido al consumo y la producción de agua potable en nuestro país que, según los especialistas, son deficientes. Para estos, la gestión de las 52 empresas productoras de agua potable se halla en insolvencia administrativa, técnica y económica. Resulta muy difícil que la actual administración del país no perciba esta situación. Entonces, ¿qué hacer? Por lo pronto, difundir la situación y las causas de la escasez y del pésimo servicio de agua potable que tenemos.

Debemos empezar por diferenciar entre escasez de agua natural y escasez de agua potable y, por supuesto, la catástrofe de producir esta última. A la orilla de cada río costero se ubica una empresa que potabiliza el agua (la transforma para el consumo humano). Pero, como se ha dicho antes, la ineficiencia...

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