Una generación para recordar.

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CargoPODER Y SOCIEDAD

[ILUSTRACIÓN OMITIR]

Algunos muchachos de la clase media acomodada de Lima recorrieron, a partir de los años 1965-1970, dos caminos y evitaron un tercero. Unos optaron por el largo camino de la revolución y militaron sucesivamente en diversos partidos políticos de la llamada Nueva Izquierda, aquella que se separaba del viejo Partido Comunista Peruano. Otros se afirmaron en los valores tradicionales de su clase social, que había perdido su base material--así se denominaba a las propiedades de la tierra y las finanzas, a partir de la Reforma Agraria--, y su protagonismo desapareció en forma paulatina del espacio público. El tercer camino no fue recorrido y era justamente el que los preparaba para gobernar el país en las cruciales próximas tres décadas, librados ya definitivamente del pasado oligárquico y acostumbrándose a un Perú capitalista y relativamente moderno. Al no hacerlo, nuevos grupos sociales se encargaron de llenar ese espacio y dieron pie, después del gobierno militar de Velasco Alvarado, a los gobiernos del APRA, del fujimorismo y de un tímido toledismo, pálido remedo de Acción Popular. Alejandro Toledo, por raro que pueda parecer, es visto cuarenta años después como la imagen de una barriada consolidada estudiada por el arquitecto y urbanista Fernando Belaunde Terry. Perú Posible, el nombre de su partido, parecía imposible a inicios del siglo XXI, cuando la dictadura de Alberto Fujimori se preparaba sólidamente a gobernar por un tercer período consecutivo. Al no asumir el gobierno del país, quienes lo hicieron a lo largo de veinte años fueron los apristas y los fujimoristas; y, aunque parezca mentira, ambos desean volver una vez más. Los fujimoristas lo intentaron en las elecciones del 2011 y para el 2016, tanto Alan García como Keiko o Kenji Fujimori, pretenden retomar la Presidencia de la República.

CAVIARES

En los años 1965-1970, la clase media acomodada limeña dio origen a un grupo que es visto, cuarenta años después, como los "caviares". Muchos de esos jóvenes, hombres y mujeres, se "desclasaron" --era el lenguaje de la época--y dejaron de lado los intereses de su propia clase social para asumir las banderas de lucha del proletariado, del campesinado, en fin, de los sectores populares. Esto significaba cambiar de barrio, de amigos, alejarse de sus propias familias y llevar una vida cotidiana entre células, con alias, vinculándose a las organizaciones de base. Los denominados "caviares" serían básicamente aquellos que provienen de la Pontificia Universidad Católica del Perú, complementados por otras dos universidades de prestigio como la Universidad Cayetano Heredia y la Universidad del Pacífico. Ellos estuvieron educados en un modelo democrático y preocupado por los problemas sociales. Debemos incluir también la presencia cultural en medios de gran acogida como el suplemento El Caballo Rojo del Diario de Marka. El mote, por supuesto, se lo pusieron los fujimoristas, una vez que dejó de existir realmente la izquierda, que consideraban que los "caviares" o los "cívicos" fueron, sin embargo, los que impidieron que continuaran en el poder después del año 2000. El fujimorismo tenía arraigo en los sectores populares urbanos, en aquella cultura que durante los años noventa se entendía a sí misma como achorada y hoy...

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