¿Ser funcionario público?

Por Director de la Escuela de Gestión Pública de la Universidad del PacíficoLea mañana en Economía aAlberto GoachetEl Comercio no necesariamente coincide con las opiniones de los articulistas que las firman, aunque siempre las respeta. El 29 de mayo de 1950, se promulgó el Decreto Ley 11377, donde se declaraba el Día del Empleado Público. Me pregunto si, dados los últimos acontecimientos, alguno de ellos ha celebrado esa fecha o más bien se ha preguntado si debe seguir aportando al país desde el Estado o cambiarse al sector privado. Las frecuentes acusaciones entre el Congreso, el Ejecutivo y la contraloría lo único que hacen es ahuyentar a los actuales funcionarios públicos. El espectáculo es dantesco y el daño que le hacen al país es profundo. Las generaciones de egresados universitarios que en la primera década de este siglo (y todavía ahora) optaban por trabajar en el sector público ya no tienen la misma ilusión de servir a su país. De hecho, la concentración en el sector público que ofrecen varias carreras universitarias había crecido notablemente. Sin embargo, es probable que ese crecimiento se venga abajo ahora.Peor aún si se enteran del proyecto de ley que quiere eliminar el derecho que los funcionarios públicos tienen de recibir defensa legal cuando son acusados de una irregularidad en el ejercicio de su cargo. Este beneficio solo se aplica si es declarado inocente, pues en caso contrario el funcionario debe comprometerse a reembolsar los gastos. En otras palabras, es un derecho con restricciones. Y no es que el funcionario público sea corrupto por naturaleza. Lo que pasa es que sus decisiones son frecuentemente discrecionales y, por eso, sujetas a riesgo. Si no hubiera incertidumbre en las decisiones, entonces no...

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