La frontera aún es vulnerable

Por el comercio

El pasado 4 de marzo, la Policía Nacional y el Ejército ejecutaron una operación de supervisión contra la minería ilegal cerca del puesto de vigilancia Tambo, en la Cordillera del Cóndor, distrito de El Cenepa (Amazonas). Un ámbito que desde décadas atrás ha registrado la presencia constante de extractores de oro, principalmente ecuatorianos. Entre las quebradas agrestes, los agentes hallaron socavones que habían sido reabiertos luego de que, en octubre del 2019 quedaran clausurados durante una interdicción ordenada por el Gobierno. En aquella ocasión, campamentos y una vía que conectaba las zonas de excavación en suelo peruano con La Herradura, localidad ecuatoriana más próxima a la línea de frontera, también fueron destruidos.El portal Mongabay Latam y El Comercio estuvieron en la operación de marzo y presenciaron cómo los socavones eran dinamitados. Una evidencia de que la actividad ilegal no había desaparecido del todo pese a que policías, militares y fiscales quedaron instalados en el puesto para controlar las incursiones de los mineros. El fiscal provincial adjunto especializado en Materia Ambiental de Ucayali, Berli Rodríguez, dijo que 30 socavones habían sido inhabilitados entre la interdicción de octubre y el operativo de marzo. Las autoridades tenían previstas otras intervenciones similares, pero entonces empezó la propagación del COVID-19 en el Perú.En el curso de la pandemia, los mineros ilegales han ido ganando terreno. Para el abogado especializado en materia ambiental César Ipenza, una evidencia de que el problema de la minería ilegal en la frontera sigue pendiente de resolver es la continua ampliación del mandato para la intervención de las Fuerzas Armadas en esa zona. La prórroga más reciente fue emitida la semana pasada.?Intensifican patrullaje?La presencia militar y policial en la frontera ha obligado a que los mineros recurran a nuevas modalidades. Un policía que integra las patrullas a cargo del control en la zona detalló, tras el operativo de marzo, que entran en grupos de siete, solo de noche o cuando hay neblina para pasar desapercibidos. En un caserío cercano a La Herradura, un minero ecuatoriano, quien solo se identificó como Andrés, contó que cada grupo está encabezado por un dirigente que previamente ha reunido dinero para, según dijo, entregárselo a las autoridades y conseguir así el acceso.?Los mineros que están en el grupo del dirigente que ha negociado pueden trabajar toda la noche. Unos 15...

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