Francia y Benzema, a punto de caramelo

Por Juan Pablo Varsky. PeriodistaAlguna vez, Karim Benzema fue suplente en el seleccionado de Francia. No hace mucho tiempo. En Ucrania, por el repechaje para el Mundial. Llevaba 15 partidos sin marcar goles con Les Blues. Didier Deschamps lo dejó en el banco. El equipo fue un desastre. Perdió 2-0. Para la revancha, el técnico cambió equipo y sistema, de 4-2-3-1 a 4-3-3. Armó nueva pareja de zagueros: Varane y Sakho por Koscielny y Abidal. Puso a Cabaye, mediocampista central puro, y sacó al creativo Nasri. Valbuena entró por Remy para darle más profundidad y engaño a la ofensiva. Y, lo más importante, le dio cabida a Benzema por Giroud en el ataque. 3-0. Marcó el segundo gol y fue el artífice de la clasificación a Brasil. Alguna vez se había quedado fuera de un Mundial. No hace mucho tiempo. En el anterior. Raymond Domenech lo dejó afuera de los 23. Francia hizo un papelón: eliminado en la fase de grupos, con escándalos internos.Karim es un artista de barrio que juega al fútbol. Tiene rasgos de Zidane, dentro y fuera de la cancha. Bailotea arriba de la pelota gracias a su control, maneja los dos perfiles, usa el cambio de ritmo, clava voleas en los ángulos y mete pases-gol para sus compañeros. Mismo perfil bajo, misma mirada melancólica, misma transformación dentro de la cancha. Comparten el origen argelino y, a veces, hablan en el dialecto kabyle. La presencia de Zizou en Real Madrid fue fundamental para Benzema, quien no terminaba de creerse lo tremendo futbolista que es. Tiene 26 años, hace diez que está en la élite, pero no había descollado en torneos importantes. No considerado por Pellegrini, destratado públicamente por Mourinho, ZZ Top lo protegió dentro del club. Lo convenció de su calidad. El vínculo se...

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