Nuestro "frágil" camino hacia la prosperidad, bajo amenaza

El camino hacia la prosperidad que hemos recorrido los peruanos es algo que no podemos ocultar, son innegables los logros que vamos obteniendo en los últimos años.

Las muestras de prosperidad se ven en cada hogar peruano, urbano o rural. A continuación, citaremos solo algunos ejemplos.

Para comenzar, nuevas viviendas. La construcción (formal o informal) es explosiva en todas las ciudades del país. Las familias migrantes del campo, a la vuelta de pocos años construyen, no casas, sino edificios de departamentos para todos los miembros de la familia. No importa que estos no estén terminados, ahí está su ahorro y su visión de futuro.

Luego, el acceso a la educación. Conversando con jóvenes estudiantes de algunas universidades particulares (Vallejo, Alas Peruanas u otras), pregunté: ¿En sus familias ustedes serán los primeros profesionales? La respuesta casi unánime es “sí”. La gran masa estudiantil peruana está formada por hijos de obreros, campesinos o trabajadores no profesionales. Y ellos pagan por la educación privada. La oferta de instituciones educativas se ha multiplicado.

Además, hoy ocurre que los miembros de una familia rural, en una comunidad cualquiera de los Andes Peruanos, construyen ‘en faenas’ un ambiente al costado de la casa: Lo que hace unos años sería un corral para animales menores es ahora un ‘garaje’ para el auto de la familia.

Por otro lado, el consumo de bienes ha crecido sustantivamente, los centros comerciales modernos de ciudades intermedias están abarrotados. Recordemos que la dinámica económica se dio en ciudades como Juliaca, antes que en el Cusco (cuyos habitantes manejaban 300 kilómetros para ir al cine). El consumo es también próspero y activo en las versiones locales de mercadillos.

En cuanto al campo altoandino, es cada vez más próspero. Proyectos productivos han creado mercados espectaculares. Por ejemplo, en el Cusco se consume un millón de cuyes al mes, y eso estimula no solo a los productores, sino que añade un promedio de un cuarto de kilo de proteína al poblador del campo, que antes luchaba contra la desnutrición.

Paralelamente, si miramos nuestras actividades económicas, podemos ver más oportunidades en cada uno de los sectores. El agro ha crecido al infinito; y puede seguir creciendo, incluso en la sierra. El turismo se ha multiplicado y hemos alcanzado una masa crítica. Tenemos nuevas maravillas –como Choquequirao– listas para entrar en operación. Tenemos el nuevo protocolo de manejo territorial de...

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