La ilusión fonavista

Por Carlos Adrianzén. Decano de la Facultad de Economía de la UPCDesde hace algunos años un grupo de activistas abrazó la causa de la defensa de los intereses económicos de los aportantes al liquidado Fondo Nacional de Vivienda (Fonavi). Gracias a este trabajo, el marco legal peruano se ajustó para devolver los aportes. Con fallos judiciales, leyes ad hoc, comisiones investigadoras y, finalmente esta semana, la publicación del Decreto Supremo 016 del MEF, se posibilitó la devolución de los aportes.Como se recuerda, el Fonavi fue creado por la dictadura militar de los setenta, con la intención de enfrentar el déficit de vivienda. Se trató de resolver el problema a través de una carga a los trabajadores dependientes. El esbozo original implicaba un esquema híbrido de reparto ?sin cuentas individuales? que subsidiaba el acceso a viviendas y afines con sorteos incluidos y modificaciones legales ulteriores que facilitaron reasignar los fondos a usos presupuestales ordinarios.Estos recursos antes de su apropiación estatal explícita ya se contabilizaron en el presupuesto estatal e, incluso, fueron considerados como ingresos tributarios en las negociaciones de aquellos años entre el gobierno y el Fondo Monetario Internacional. Como era previsible, poco después, el Fonavi (licuado por la inflación) fue liquidado y sus saldos apropiados por el MEF; mientras que su carga en las planillas se mantuvo pero fue sincerada con el nombre de Impuesto Extraordinario de Solidaridad. Establecida la historia, las interrogantes muerden.¿Cuánto se debería devolver hoy? ¿Todo lo aportado por cada trabajador como lo plantea la ley de referéndum o solo los saldos actualizados, como lo sugiere una de las resoluciones del Tribunal Constitucional? No olvidemos también que los fondos tuvieron múltiples usos...

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