Un final tristísimo

Por Francisco SanzLa sensación, sin exagerar un ápice, es la de que el último apague la luz. Nos hemos quedado sin público, nos estamos quedando sin jugadores ?ya hay ocho bajas para el partido de mañana? y el martes entrante nos quedaremos sin técnico. Como para matar más al muerto, el único que se queda es el incombustible Manuel Burga. No es el final que merecía Markarián. Más allá de que hoy su popularidad haya mermado y de que quienes lo acusaron de vender humo nos lo enrostren, acaso con razón, fue un profesional serio y dedicado que, menester es reconocerlo, falló en el objetivo.Pero terminar así parece un castigo excesivo. Dios es grande y no juega Messi, pero si mañana la selección argentina se lo toma en serio, la excursión a Buenos Aires puede acabar bastante mal. Y eso va a doler. No es lo mismo caer 1-0 que 5-0. A quienes dicen que da igual porque ya estamos eliminados, pues desconocen el espíritu de competencia, que ningún deportista debe perder. Más allá de las recurrentes eliminaciones, si algún...

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