Feudalismo partidario y dinero negro

Por Presidente ejecutivo de Ipsos PerúEl sistema político peruano es uno de los más frágiles del mundo. La población tiende a elegir ?outsiders? que a la siguiente elección castiga con una votación demoledora. Ningún partido alcanza una presencia relevante en las elecciones regionales y municipales y el único movimiento con apoyo popular ?el fujimorismo? es más un sentimiento que una organización democrática. En este desbarajuste, la ciudadanía ha visto surgir y caer a incontables autoridades de las últimas tres décadas ?presidentes, congresistas, gobernadores, alcaldes? envueltos en la corrupción. La reforma electoral en debate no será una panacea que resolverá todos los problemas de nuestro sistema político, pero sería muy valiosa si contribuye a resolver dos de las mayores debilidades de nuestra frágil democracia: la falta de institucionalidad de nuestros partidos y su permeabilidad para ser infiltrados por la corrupción. Dos debilidades que están interrelacionadas. La falta de institucionalidad de los partidos se cura con una democracia interna auténtica. Eso requiere que sus candidatos sean elegidos mediante elecciones primarias organizadas por la ONPE con padrones del Reniec y supervisadas por el JNE. Es inaceptable que políticos que se proclaman democráticos quieran seguir controlando sus organizaciones como si fuesen su propiedad feudal. La solución no está en elevar el número de firmas para inscribir un partido, ya que las firmas son muy fáciles de falsificar, sino en elevar el número de militantes. La mejor manera de confirmar que la militancia real sea real es exigir un número mínimo de votos en las elecciones internas ?Fernando Tuesta ha sugerido 100 mil? para demostrar la real existencia de una organización. Basta ya de partidos ?huaicos? que surgen como un aluvión y luego se dispersan. La segunda medida para avanzar hacia la institucionalidad de los partidos es también la primera para combatir la corrupción. Se trata de resolver el problema del financiamiento de los partidos y de las campañas electorales. La experiencia internacional enseña que la mejor solución es una combinación de financiamiento público y privado transparente y acotado. El financiamiento público es impopular, pero es peor dejar a los partidos a merced del dinero ilícito. Con respecto al financiamiento privado, existe consenso en que todo aporte mayor a una UIT debe ser bancarizado y que debe haber...

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