La farsa electoral del mariscal de Egipto

Por democracia cuestionadaA lo largo de tres jornadas, desde mañana hasta el miércoles próximo, Egipto celebra unas elecciones presidenciales huérfanas de la más leve expectación. Abdelfatah al Sisi, el mariscal de campo que rige los designios del país desde el golpe de Estado del 2013, conquistará su segundo mandato en unos comicios transfigurados en farsa. En las semanas previas al registro de candidatos, el régimen dejó expedita su reelección evitando que los rivales de peso enfilaran el camino hacia las urnas. Como un efecto dominó, todos los púgiles fueron haciéndose a un lado. A principios de enero, el ex primer ministro Ahmed Shafik anunció su retirada, tras ser deportado desde Emiratos Árabes Unidos y recibir presiones de las fuerzas de seguridad. El ex jefe del Estado Mayor del ejército Sami Anan fue detenido semanas después y se enfrenta en prisión preventiva a la justicia castrense por intentar registrarse en los comicios. ?Las elecciones ya están hechas y el resultado es conocido de antemano. Llegamos a la conclusión de que no merecía librar una batalla perdida?, señala a El Comercio Mohamed Anuar al Sadat, sobrino del presidente asesinado en 1981 y uno de los aspirantes a la presidencia que también arrojó la toalla citando los obstáculos plantados por el régimen.La feroz campaña de represión ?que en el último lustro ha enviado a la cárcel a más de 60.000 disidentes, desde islamistas hasta izquierdistas, y ha propagado las denuncias de torturas, muertes en custodia y desapariciones forzosas? frustró todas las candidaturas opositoras. Para evitar la humillación de comparecer en solitario, un político desconocido se registró 15 minutos antes del cierre del plazo de registro electoral. Musa Mustafa Musa, el único rival de Al Sisi en los comicios, no oculta su fascinación por el actual presidente. ?Decidí presentarme porque tengo un programa y soy consciente de la delicada situación del país. Todos los candidatos se retiraron y, sin rival, las elecciones se habrían convertido en un referéndum, un escenario que no era bueno e iba a causar problemas?, desliza en conversación con este Diario confirmando las denuncias de quienes lo consideran una ?marioneta? encargada de legitimar unas elecciones sin presencia de observadores internacionales. ?El ejército en primer plano?Siete años después de las revueltas que desalojaron del poder a Hosni Mubarak, el país más poblado del mundo árabe ?un gigante de 100 millones de almas que sufre un...

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