El fantasma del sabotaje futuro

El plan de no estímulo aprobado por el Congreso el lunes, en serio, se trata de un paquete de alivio no llegó en el momento oportuno sino demasiado tarde, pues la ayuda crucial otorgada a muchos estadounidenses y empresas expiró hace meses. Algo estará de vuelta, por algún tiempo, aunque será menos generosa que la dispuesta en la primavera y el verano (boreales): subsidio al desempleo de US$ 300 semanales en lugar de US$ 600.

Pero debido a que los trabajadores que siguen desocupados tendían a percibir bajas remuneraciones antes de la llegada del covid-19, recibirán, en promedio, alrededor del 85% de sus ingresos prepandemia. Por cierto, aunque el subsidio único de US$ 600 a un mayor grupo de estadounidenses está recibiendo más cobertura mediática, solo representa un pequeño porcentaje del gasto total y es mucho menos crucial para mantener familias a flote que el subsidio al desempleo.

¿Qué podría no gustar del paquete? Hay algunas tonteras como un beneficio tributario para los gastos corporativos en comidas, pero el problema serio es que el alivio económico durará demasiado poco: el subsidio al desempleado solo regirá por once semanas. Y el proceso bajo el cual el plan fue aprobado presenta ominosas implicancias para el futuro.

Once semanas no son suficientes porque no será posible iniciar una vigorosa recuperación económica hasta que una fracción importante de la población sea vacunada, lo cual no ocurriría hasta el verano o principios del otoño (boreales). Y aún tenemos alrededor de 10 millones de empleos menos que antes del covid-19; incluso si las contrataciones subiesen tan rápido como durante el falso amanecer de mayo y junio (cuando el Gobierno insistía en que la pandemia estaba terminando), pasarán meses para estar cerca del pleno empleo.

Si bien la nueva legislación proporciona una especie de puente hacia el futuro poscovid, solo crea una parte del abismo. Y la manera en que el proyecto fue aprobado ofrece pocas razones para sentirse optimista sobre la voluntad de los republicanos de permitir que el Gobierno de Biden finalice la tarea. Recordemos que hasta hace poco, Mitch McConell, líder de la mayoría republicana en el Senao, mostraba escaso interés en aprobar algún alivio.

No es un misterio lo que hizo que cambie de opinión: la segunda vuelta en Geordia para elegir a sus dos senadores, a realizarse el 05 de enero. Luego de esa fecha, es seguro que volverá a perder interés.

Y a menos de que los demócratas ganen ambos escaños...

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