Faltos de amor

Por PeriodistaNo importa cuánto hayamos gastado ayer en peluches. Cuántas rosas se vendieron, cuántos chocolates llegaron medio derretidos a su destino. Podemos llenar las calles de corazones y colgar cupidos calatos de las ventanas, podemos imprimir frases cursis en polos y tazas o atravesar la ciudad colgados de una nube de globos, pero nada de eso podrá ocultar una realidad triste, que no tiene nada de cursi: nos falta amor.Nos falta amor cuando tiramos nuestra colilla de cigarro a la arena sin importarnos un rábano que puede demorar diez años en descomponerse. O cuando después de tomar una rica cremolada lanzamos la cañita al mar que luego quedará atravesada en la garganta de algún pobre pelícano.Nos falta amor cuando nos cruzamos con la vecina o con la chica que toma el metropolitano siempre a la misma hora en el mismo lugar, y la miramos lascivamente. Cuando la incomodamos apretándonos contra ella en el micro, cuando nos parece rico o gracioso que la pobre se muera de angustia cada vez que nos cruzamos en su camino.Nos falta amor cuando nos indignamos al leer en los diarios sobre niños ultrajados, pero cuando nos cruzamos con ellos en las calles, y los vemos solos, desamparados, pasamos de largo como si fueran parte del paisaje.Nos falta amor cuando de la discrepancia hacemos una guerra. Del intercambio de ideas, un intercambio de insultos. Cuando convertimos las diferencias en trincheras para darnos siempre la razón a nosotros mismos.Nos falta amor (propio) cuando permitimos que nos gobiernen...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR