El falso galán

Por PolitólogoLos escándalos en torno a algunos legisladores, que han ocupado las primeras planas en las últimas semanas, nos muestran que aun los más denodados esfuerzos son insuficientes para reclutar una renovada clase política, pues las previsiones son inocuas a la infiltración de oportunistas. El propio fujimorismo acusa recibo de las fallas del sistema, el mismo que permitió que alcanzara su amplia mayoría congresal, pero también que se eligiera a congresistas que no son materia de orgullo. Ante esta situación, existen sobrados motivos para un acuerdo político entre Legislativo y Ejecutivo, con miras a una reforma sustantiva del sistema de representación del poder. Sin embargo, por enésima vez, políticos y especialistas se desuellan entre sí por un prejuicio del siglo pasado: las exacerbadas promesas de la bicameralidad.En esta oportunidad, la iniciativa de reforma política proviene del Ejecutivo y gira en torno al Congreso. El presidente Vizcarra ha planteado la necesidad de revisar la conformación del Legislativo, sugiriendo un diseño bicameral. Las voces de apoyo reiteran, empero, un falso sentido común: la ?superioridad? del modelo de dos cámaras. Reincidiendo en tal prejuicio politológico del siglo XX, algunos reformólogos obvian que ni los mejores ingenieros constitucionalistas pueden construir instituciones sin conocer el suelo donde se erigirán. Los lobbistas del ?mal llamado? ?retorno a la bicameralidad?, ya alucinan el número de escaños y pisos del edificio congresal, sin observar que la arena política peruana es movediza. Una modificación constitucional que se funda en la ?importancia de la bicameralidad? resulta tautológica, pues reitera la fórmula necia de reformar por reformar. Asimismo, un cambio de tamaña...

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