El éxito vulnerable de nuestra política

Por Juan Paredes Castro

La hasta ahora inexplicable muerte de la niña Sorayda Caso en la zona terrorista del Vraem, como parte de una incursión militar-policial en busca del camarada ?Pucañahui?, revela cuán vulnerable es la política y todo lo que ella toca.

De ahí que la ingenuidad y la audacia desmedidas del Gobierno a la hora de presentar los éxitos militares y policiales terminen pasando fácil y frecuentemente por las ruedas de molino de la política y por el consiguiente descrédito público.

Pareciera que no se ha asimilado debidamente la patética lección de cómo el impecable éxito militar del comando Chavín de Huántar en el rescate de los rehenes en la residencia del embajador del Japón acabó envenenado por la política en el mismo instante en que el entonces presidente Alberto Fujimori, acompañado por su asesor de inteligencia Vladimiro Montesinos, se paseó orondo entre los cadáveres de los terroristas muertos, lo que despertó luego la sospecha que durante años ensombrecería judicialmente el heroico acontecimiento: que uno o más miembros del MRTA rendidos pudieron haber sido asesinados en un repaso a sangre fría.

Un ejemplo típico de una apresurada incursión política detrás de una incursión militar en función del impacto mediático. Una acción militar que no perseguía sino la eficacia de sus fines y medios, sometida a la trituración de los fines y medios sin escrúpulos de la política.

¿Acaso a 20 años de la captura de Abimael Guzmán y de la derrota de Sendero Luminoso no estamos recordando el coraje y la integridad que tuvo el comando encabezado por el general Ketín Vidal de no subordinar el gran éxito de la inteligencia policial al espectáculo de atribución política que hubieran deseado exhibir para sí Fujimori y...

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