Un evocador de la nostalgia

Por Abraham Taipe Ballena. PeriodistaTras su primera visita a una casona, el arquitecto Augusto de Cossío terminó una semana en absoluto reposo.?El polvo ingresó a mis fosas nasales y enfermé. Fue terrible?, dice mientras arregla unos papeles en el interior de una añeja casa de la calle Sáenz Peña, en Barranco. La misma que deberá estar restaurada por completo en febrero del próximo año para una prestigiosa firma de abogados.En ese lugar, Cossío ha montado ?desde hace tres meses? una oficina bastante rústica en medio de las maderas, el adobe, el polvo y el ruido, como nunca lo hubiera imaginado. ?Necesito supervisar todos los detalles y no hay mejor lugar que este. Mi oficina está en San Isidro, pero casi siempre ando en las obras?, explica. Mientras más de veinte de sus trabajadores toman un descanso para almorzar, el arquitecto dice que a lo largo de estos años se ha acostumbrado a este ritmo de trabajo y que difícilmente lo cambiará.No en vano, con apenas 34 años, es el artífice de restauraciones tan emblemáticas como las del Teatro Municipal de Lima, la casa MATE de Mario Testino, el Hotel B de Barranco, la Casa de las Trece Puertas en Lima, entre otras.En un momento de la entrevista le pregunto cómo nació la obsesión por esta labor y dice que parte de la culpa la tiene su familia por dirigirlo en el camino del arte. ?Tengo tíos pintores que cultivaron en mí un apego por lo artístico. Además, mi abuela, de origen italiano, traía adornos y mobiliarios antiguos que despertaron mi interés por lo clásico?.Quizá por eso en un inicio pensó estudiar Arte en la PUCP, pero finalmente se decidió por la carrera de Arquitectura. Mientras los ciclos avanzaban, su gusto por las construcciones antiguas se incrementaba. Esto se hizo más evidente cuando realizó prácticas preprofesionales en el Instituto Nacional de Cultura (INC) Callao, donde se deslumbró con las casas del Centro Histórico del puerto. ?Iba feliz desde mi casa, en Surco, hasta las afueras de la ciudad. Cada día me sorprendía más con lo que observaba?. Al salir de la universidad tenía claro que no se dedicaría a la arquitectura moderna, aquella que busca crecer verticalmente y apela a corrientes vanguardistas. Tenía otras prioridades. En ese sentido, su tesis, a la que dedicó esfuerzos durante dos años, se basó en la revalorización de la hacienda San José de Nasca, una edificación de los jesuitas con gran...

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