?Las estrellas de la arquitectura perdieron la noción de la realidad?

Por Frederick Cooper

el número 300 sugiere épica. Si se me permite la hipérbole, impulsar una revista de arquitectura a lo largo de 25 años resulta un batallar tan intenso como resistir a los persas en el paso de las Termópilas. Para su director, Frederick Cooper, alcanzar la edición tricentésima de ?Arkinka? produce satisfacción, pero también cierta frustración. En efecto, este último título le genera sentimientos encontrados: la reivindicación del esfuerzo editorial por un lado, pero también el desaliento por el desdén de arquitectos que no leen. ?Mis colegas son 23 mil?, dice Cooper lamentando que resulte tan difícil asegurar nuevas suscripciones para la revista que dirige desde 1996.La revista alcanza el número 300 desafiando la indolencia gracias a la pasión vocacional que caracteriza a Cooper y su equipo de colaboradores. En esta edición, ?Arkinka? nos trae reportajes sobre dos arquitectos estrella: el español Santiago Calatrava y Norman Foster (no precisamente santos de la devoción de Cooper); un especial sobre casas diseñadas por colegas latinoamericanos y un reportaje arqueológico dedicado al asentamiento inca de Pirca Pirca en Yauyos.?Este número 300 de ?Arkinka? abre con dos artículos dedicados a Santiago Calatrava y Norman Foster. ¿Cree que hay un repliegue en la atención que años atrás se dedicaba a los ?Starchitects?, los arquitectos estrella?Ha habido un repliegue, de hecho, aunque ellos sigan creyendo que realmente influyen en la creación de las ciudades. Los casos de Calatrava y de Foster son distintos. El primero tiene una enorme popularidad, pero es también un gran sinvergüenza. Es un hombre que ha equivocado por completo los fundamentos de la arquitectura. Foster, por otro lado, es mucho mejor que Calatrava, pero ha sucumbido ante el dinero.?¿Por qué?Foster tuvo una trayectoria muy respetable, pero asumió una empresa de dimensiones colosales. Resulta imposible tener 500 proyectos en ejecución y ser consciente de todos. Él aporta su nombre y con ello convirtió su arquitectura en un producto de consumo. Las estrellas de la arquitectura creen que todavía influyen en el desarrollo de sus sociedades, pero la verdad es que han perdido la noción de la realidad.?De Calatrava, la revista dice que es ?admirado por políticos y multitudes pero detestado por sus colegas?. ¿Por qué esta división?Porque Calatrava no hace edificios, hace esculturas melosas. Descubrió que haciendo estas obras singulares, extrañas, exóticas, podría...

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