La esperanza del agua.

AutorLerner, Dan
CargoTIERRA Y CULTURA

[ILUSTRACIÓN OMITIR]

La Reserva Nacional de Salinas y Aguada Blanca (RNSAB), situada a más de 4000 msnm entre Arequipa y Moquegua, tiene 366 936 hectáreas. Dentro de ese territorio, diversas especies nacen y se desarrollan. Vive allí la parihuana, flamenco andino de intenso plumaje rosado, además de los camélidos domésticos y silvestres: la alpaca, la llama, la vicuña y el guanaco. Todos forman parte de una cadena cuidadosamente elaborada por la naturaleza. Todos tienen una importancia particular en el ecosistema específico de la Reserva.

Además de los animales, en el ámbito de la Reserva viven seis mil personas en catorce comunidades y centros poblados. Sus actividades se reducen básicamente a la crianza de camélidos domésticos como la alpaca o la llama. Viven de su fibra y de su carne. La consumen y la venden en un mercado tradicional que no valoriza el producto como debiera, por lo cual los ingresos permiten solo la subsistencia.

La zona fue declarada Reserva Nacional en 1979, con el objetivo de proteger las lagunas y su riqueza en flora y fauna. El trabajo de desco, en conjunto con los gobiernos locales y el Servicio Nacional de Áreas Naturales Protegidas (SERNANP), consiste, desde 2006, en recuperar y mantener el ecosistema, y sobre todo, en cuidar el agua y distribuirla de manera equitativa.

Pero el Perú es un país de paradojas. Quienes más sufren estas paradojas son las poblaciones que se encuentran más alejadas del desarrollo urbano. El agua que consume la ciudad de Arequipa, tanto para el uso doméstico como comercial, nace de la cabecera de cuenca del río Chili, en la RNSAB. Desde allí comienza el camino del agua, que pasa por diversos centros poblados y es almacenada y administrada en represas y microrrepresas que regulan el flujo y evitan su desperdicio. Sin embargo, las poblaciones que viven en la Reserva son las que menos gozan de los beneficios que sí llegan a la gran ciudad. Aquí la tarea de desco es muy importante.

LA CULTURA DEL AGUA

Según John Machaca, ingeniero de desco, las microrrepresas, construidas aprovechando la depresión del suelo o de las lagunas naturales, sirven para captar y almacenar el agua proveniente de las lluvias. Una de sus grandes ventajas es que el costo es bajo comparado al de las grandes represas. Así con el apoyo justo y el trabajo en equipo con las comunidades beneficiadas, las microrrepresas han significado una especie de revolución en la zona. Gracias a ellas se ha podido almacenar el agua para ser utilizada en tiempos de escasez, para el riego de pastos naturales, como abrevadero para el ganado, para la crianza de peces y para la conservación de los manantiales.

Hay alrededor del agua muchas creencias y comportamientos que condicionan su calidad y cantidad. Buscando que estos comportamientos sean beneficiosos para el agua, se pretende crear en la zona una cultura del agua. Eso es, tenerla en cuenta como el bien preciado y la fuente de vida que es. Pero la cultura del agua no se crea de un día para el otro. La gran tarea del Estado, la empresa y la sociedad civil es cultivarla de manera sostenida en el tiempo, con leyes y proyectos que involucren a la totalidad de la población que consume y vive del agua.

Una de las autoridades que regula el consumo del agua es la Autoridad Local del Agua del río Chili (ALA Chili). El ingeniero Alfredo Llaja, quien preside el ALA Chili, señala que "El trabajo de la autoridad local es el de otorgar o no derechos de uso de agua, usos de infraestructura o bienes asociados a los recursos hídricos", además de iniciar procesos de sanción a quienes utilicen mal los recursos. Llaja nos explica que el ALA Chili ha experimentado con la capacitación, junto con la sociedad civil. Aquí entra nuevamente desco, que justamente a través del trabajo en comunidades, ha logrado posicionar al agua como un recurso que tiene que ser cuidado, respetado y bien administrado.

A fin de cuentas, si bien las autoridades locales y regionales son las que deben buscar la optimización del consumo de agua, los usuarios y beneficiarios son quienes tienen la facultad y, por ende, la responsabilidad de cuidar el recurso del que viven. Esta responsabilidad, como hemos ya mencionado, tiene que cultivarse en las poblaciones aledañas y en las empresas que operan en la zona.

PEQUEÑOS PRESUPUESTOS, GRANDES RESPONSABILIDADES

El Instituto Regional del Agua (IRA), creado a finales del año 2010, tiene también la misión de lograr que el consumo del agua sea responsable y que beneficie a la mayoría de la población. Se trata de un organismo estatal orientado al trabajo conjunto con las autoridades nacionales y locales del agua, y que quiere, de alguna manera...

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