Un escritor que estuvo en todas partes

Por enrique planas

una prosa llena de humor, sátira y oralidad. Una melancolía sin excesos y una irónica nostalgia por el paraíso perdido. Y, claro, personajes entrañables. Vida, memoria y mudanzas resultan indisociables en la obra de Bryce desde que, siendo entonces joven abogado limeño licenciado en Letras, se instalara en París en 1964. Lo atraía el viejo mito latinoamericano que enlazaba vocación literaria con las orillas del Sena.¿Pero era París ese mítico lugar que promocionaba Hemingway para vivir, amar y escribir? Cuando Bryce cierra su producción literaria con el reciente lanzamiento de su tercer tomo de antimemorias ?Permiso para retirarme?, queda claro que gran parte de su obra sirve para demoler ese mito. Serán otras ciudades a lo largo de los años las que animen su vocación: Barcelona, Perugia, Yale, San Juan, Madrid y, por supuesto, su complicada Lima.?Cuentos sesenteros?Huyendo de la vida bohemia de la capital francesa, Bryce se refugia en la ciudad italiana de Perugia para escribir una serie de cuentos. Pensaba llamarlos ?El camino es así?, pero finalmente decidió aceptar el consejo de su amigo Julio Ramón Ribeyro, quien le propuso titularlo ?Huerto cerrado?. Bryce obtiene una mención honrosa en el concurso Casa de las Américas y nos regala uno de los mejores relatos de nuestra tradición literaria: ?Con Jimmy en Paracas?. Con este libro publicado en La Habana, en 1968, da comienzo a su larga carrera.?Julius en los setenta?Bryce abre la década con un libro que cayó en el Perú como un meteorito. En ?Un mundo para Julius? (1970), retrata con mordacidad las contradicciones de la burguesía limeña. Fue una novela donde se despide del mundo en que había vivido, dando una mirada irónica y nostálgica.El éxito internacional, sin embargo, le hace caer en una profunda depresión. Tendrán que pasar siete años para que el largo autoexilio de Bryce en Europa se encarne en Pedro Balbuena, protagonista de su segunda novela, ?Tantas veces Pedro?, sobre las ansiedades de un peruano y sus rocambolescas historias de amor. Mientras tanto, en la universidad de Montpellier, Bryce se gana una fama de antiprofesor, gracias a sus impuntuales pero brillantes clases.?Exagerados ochenta?Si bien Vargas Llosa los había presentado en Barcelona, Bryce profundizó su amistad con García Márquez en Cuba, a inicios de los años ochenta. Son los años en que el escritor recuerda desaforadas historias en la isla, mientras trabajaba en la Escuela de Cine...

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