Escribir como mirando el mar

Por JUAN CARLOS FANGACIo

La vida de Juan Carlos Mústiga siempre estuvo dividida entre dos amores. El primero, por imposición: los libros que su tío Carlos le mandaba a leer como condición de salir a jugar. El segundo, por conexión pura: las playas de Chucuito, Cantolao, La Punta o La Herradura, esas que visitaba luego de sus horas de lectura.Y es la dualidad entre la lectura y las aguas la que Mústiga ha volcado en su libro ?Nuevos salmos. Los viejos y el mar?, un extraño y sorprendente híbrido en el que mezcla la clave testimonial, ensayística y hasta cierto vuelo poético. Una obra tan inclasificable como apasionada que se centra, sobre todo, en la caza submarina, actividad que practica hasta hoy. Mientras más agitado el mar, mejor. ?No me gustan las aguas quietas. Prefiero toda masa de agua que parezca infinita, enérgica?, confiesa.?Nuevos salmos? es, además, un muy sentido homenaje a la amistad. Escrito en colaboración con Luis Alcázar Lizárraga ?cazador también?, el libro reflexiona sobre la comunidad formada por los ?viejos hermanos del mar, la vieja y leal familia?. ?Al ?Gato? [Lizárraga] lo invité a escribir porque sabía que, aunque escribiésemos sin contacto entre nosotros, él iba a contar la misma historia desde su punto de vista, y el hilo narrativo iba a ser el mismo?, señala Mústiga.?Páginas de espuma?Así, han sido cinco años de escritura los que Mústiga ha dedicado a este libro. Intermitentes, sí, pero con la persistencia de quien se sumerge en el océano en busca de la presa anhelada. Y quizá recordando a aquellos que lo inspiraron, que son muchos: John Steinbeck...

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