Escondido en el baño

Por Patriciadel Río

Hay luchas que resultan agotadoras porque el objetivo parece tan inalcanzable que provoca tirar la toalla. Hay luchas que uno emprende en vida y sabe que morirá sin ver la solución, porque el cambio implica romper con esquemas demasiado arraigados en la sociedad. Hay luchas que resultan ineludibles, porque sabemos que, si abandonamos hoy, el futuro será un espantoso lugar para nuestros hijos.La lucha contra el machismo es una de ellas. Esta no es una guerra de hombres contra mujeres. Tampoco es un movimiento que pretende ventilar a todos los acosadores del mundo para vengarse de ellos. El combate contra el machismo busca transformar la manera como se han relacionado hombres y mujeres a lo largo de siglos. Tiene la difícil tarea de cuestionar y revertir la forma como los seres humanos nos hemos organizado en lo social, lo familiar, lo económico y en prácticamente cada ámbito de nuestras vidas.Hacerle ver a un hombre o a una mujer que el mundo tal cual lo concebían ya no da para más despierta muchas pasiones. Y no puede ser de otra manera.¿Cómo se avanza entonces? Hay quienes asumen posturas extremas para que gracias a la polémica el tema esté siempre en agenda. Están quienes buscan cambios a través de leyes. Otros trabajan con las nuevas generaciones. Hay marchas alharaquientas, trabajo silencioso, emprendedurismos contagiosos, campañas originales, pero lo que está clarísimo es que ya no hay espacio para el silencio y el conformismo.El martes 27 de agosto el abogado Adolfo Bazán, que ha sido acusado por varias mujeres (por lo menos cuatro) de haberlas dopado, haberlas...

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