Escenarios de pesadilla

Por Analista político

El presidente Martín Vizcarra reculó rápidamente de la posición conciliadora que manifestó en una entrevista el jueves de la semana pasada, y pasó nuevamente al ataque y a la confrontación con el Congreso, el keikismo y las instituciones que no controla.Este repentino y oportunista cambio no se explica por los absurdos argumentos que ha esgrimido para justificarse, como por ejemplo que le preocupa que no se haya considerado una cuota del 50% de mujeres en las listas para el Senado o que cuando manifestó su conformidad con las modificaciones realizadas en el Congreso a sus propuestas de reforma constitucional no las conocía. Es imposible que dos días después de aprobadas no se hubiera enterado de los cambios, sobre todo si sus ministros y congresistas César Villanueva y Vicente Zeballos votaron a favor de las mismas.La repentina transformación de Vizcarra tiene poco que ver con el contenido de la reforma constitucional ?cada día está más claro que no le obsesionan las reformas? y mucho con su estrategia de enfrentamiento que pareciera que ya no solo se está orientando a ganar la iniciativa, arrinconar a la mayoría del Congreso y subir puntos en las encuestas, sino a fines menos democráticos y más peligrosos.Para empezar, hay que remarcar que el de Vizcarra es el gobierno menos institucional y más caudillista y personalista en mucho tiempo. Es obvio, por ejemplo, que pasar de la conciliación a la confrontación en pocos días es una decisión que tomó él con algunos asesores y allegados que permanecen ocultos a la luz pública. La bancada de Peruanos por el Kambio, que se supone es la oficialista, votó a favor de la reforma que luego Vizcarra ha rechazado, motivando la pública sorpresa y crítica de su vocero y jefe partidario, Gilbert Violeta.Los dos ministros más importantes en el tema, el presidente del Consejo de Ministros y el ministro de Justicia, asesor del presidente en asuntos legales, votaron a favor de los cambios.En suma, queda claro que ni la bancada, ni el partido ?es un decir?, ni el Consejo de Ministros, han estado al tanto de las idas y venidas del presidente en este tema. El proceso de toma de decisiones, entonces, lo realiza el presidente con ?hay que suponer? algunos allegados y asesores incógnitos. Ese grupo informalmente constituido y oculto de la vista del público, que no asume ninguna responsabilidad por sus actos, parece ser el que está conduciendo los destinos del país.El presidente cuenta con una...

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