¿Es tan difícil viajar derecho?

Por Juan Paredes Castro. Editor central de políticaEl Perú parece no necesitar de un diálogo entre el gobierno y los partidos políticos, sino de otro más urgente: uno entre los miembros con poder del propio oficialismo, con el presidente Ollanta Humala y su esposa Nadine Heredia a la cabeza.Algo parecido a un exorcismo para expulsar de muy dentro, como si fuera el mismo demonio, el mal de la improvisación chabacana y el comportamiento autocrático que terminan incubando otros males como la intolerancia frente a la prensa independiente. Sería, sin duda, un diálogo áspero en busca de una fórmula gerencial (por llamarla así) y reinserción en los hábitos y las reglas de la democracia que le permitan al oficialismo remontar sus bajos índices de aprobación.De lo que se trata es de frenar el desbarajuste que envuelve al gobierno y al Congreso a causa, por acción u omisión, de quienes están en el liderazgo de muchas cosas. Y lo que es peor: de quienes, desde detrás de esos liderazgos, contradicen, flagrantemente, los preceptos de eficiencia y competencia que la pregonada ?carrera pública? quisiera imponer.Ver al presidente Ollanta Humala en el embarazoso trance ante su homólogo francés François Hollande, quien decidió recibirlo en agenda formal, mientras en Lima voceros oficiales justificaban esa cita como parte de una escala técnica imprevista, habla muy mal de las personas y profesionales que rodean al jefe del Estado.Con algunas excepciones a la regla, los niveles de mediocridad que se extienden a lo largo del gobierno y el Congreso son de espanto, y se expresan precisamente a través de los...

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