Un equipo que apenas intenta defenderse

Por Elkin Sotelo

Pobre Perú. Había edificado ilusiones sobre cimentos de cartón. Haber llegado a este hexagonal es apenas un mérito personal de cada jugador, acompañado de la fortuna de ganar solo un partido (Bolivia) y obtener una victoria moral ante Chile, después de un arbitraje claramente desproporcionado.

El ruido que ocasionó en ese empate el árbitro paraguayo Mereles hizo que, a miles de kilómetros de distancia, la indignación de todo un país se volviera la fuerza de estos chicos para tararear el ¡Sí se puede! de manera melancólica.

Y así se pararon ante Argentina ayer, tratando de asolapar las carencias formativas y experimentando por primera vez lo que significa concentración de juego. Evidentemente la brecha todavía sigue larga con respecto a países que inician a muy temprana edad su formación competitiva.

Pero tampoco es cuestión de jugar al tiro al blanco con Edgar Teixeira. Él toma decisiones según el plantel con que cuenta. Quizá no haya más en esta generación de jugadores y con ellos tiene que armar un Frankenstein que vaya a la guerra con un cuchillo de madera. Así propuso ayer que Perú jugara con 8 hombres en campo propio, uno en el círculo central (Renzo Garcés), por derecha Dangelo Artiaga y solo contra toda la zaga argentina Adrián Ugarriza.

Por buen rato Perú soportó el asedio del equipo local; 42 minutos para ser exactos, hasta que sucedió la maniobra personal de Astina por derecha que superó en velocidad al lateral Duclós y su centro terminó en gol de Pérez, quien llegaba solo.

LIQUIDÓ ARGENTINA

Argentina para el complemento salió convencida de que era necesario aumentar el marcador para jugar tranquila y Sánchez aprovechó para añadir de cabeza un rebote que dejó en bandeja el arquero Barbieri.

Recién a partir de eso Perú salió un poquito a jugar, pero...

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