La critica es una manera de ejercer la imaginacion: una entrevista a Mario Vargas Llosa.

AutorCoaguila, Jorge
CargoCULTURA - Entrevista

[ILUSTRACIÓN OMITIR]

Joanot Martorell, VíctorHugo, Gustave Flaubert, José María Arguedas y Gabriel García Márquez son autores a quienes Mario Vargas Llosa les ha dedicado ensayos. El escritor arequipeño siempre tiene el deseo de ser también creativo en sus libros de crítica literaria, en la que --además de su sello personal-- ofrece gran importancia a la técnica, al lenguaje, a las ideas, al contexto histórico y social. Aclara que la relectura se basa en la búsqueda de nuevos hallazgos. Su más reciente libro en este género es El viaje a la ficción, un estudio sobre el escritor uruguayo Juan Carlos Onetti.

En Ojos bonitos, cuadros feos, el protagonista dice: "Nadie sueña con ser un crítico de arte. Se llega a serlo por eliminación o por impotencia. Yo no quería ser una caricatura de artista, sino un artista de verdad. Yo, de joven, soñaba con ser pintor". ¿Considera usted que algunos críticos son creadores frustrados?

Creo que muchos críticos lo son, incluso los más grandes. Por ejemplo, Sainte-Beuve, quizá el más grande crítico de Francia del siglo xix. Fue un creador frustrado y, además, fue el primero en decirlo. Escribió una novela muy pobre, de segundo nivel, pero realizó obras de crítica absolutamente extraordinarias. Port Royal (1840-1859) es un libro tan importante como las novelas de Balzac y es una obra de crítica. El más grande crítico que ha tenido Estados Unidos en la época moderna, Edmund Wilson, también era un creador frustrado. Escribió unos cuentos, Memoirs of Hecate County (1946-1959), que generalmente no tienen ningún interés si se compara con su gran libro de crítica: Hacia una estación de Finlandia (To the Finland Station, 1940), un libro maravilloso, una obra maestra absoluta. Cyril Connolly es uno de los grandes críticos ingleses. Escribió una novela de muy segundo orden, pero es autor de libros maravillosos como Enemigos de la promesa (Enemies of Promise, 1938) y La tumba sin sosiego (The Unquiet Grave, 1944). Sí, hay muchos casos en que los grandes críticos han sido creadores frustrados.

En su voluminoso estudio García Márquez: historia de un deicidio (1971), califica a ciertos novelistas asesinos de dios por crear universos, producto de su insatisfacción con la realidad, y afirma que cierto trauma es el origen de la vocación literaria. Este libro motivó una encendida polémica con el respetable crítico uruguayo Ángel Rama. ¿Conserva la tesis de este ensayo?

Básicamente, sí. Quizá no utilizaría tanto ese lenguaje "satanista", esas metáforas románticas. Quizá utilizaría un vocabulario menos metafórico, pero básicamente creo que es cierto: escribir novelas, sobre todo novelas ambiciosas, es una especie de protesta contra la realidad, con el mundo tal como está hecho, si no para qué crearíamos mundos alternativos, esos mundos paralelos. En ese sentido, se puede usar la imagen del novelista como deicida. Al mismo tiempo, esa voluntad detrás de la idea de crear un mundo alternativo al mundo real tiene que nacer de un desacato profundo, de una contradicción muy grande con la vida tal como es, con el mundo tal como lo vive el propio novelista, sin que eso necesariamente pase por la conciencia. Un novelista puede ser en su vida muy conformista y, sin embargo, a la hora de escribir ser un gran rebelde, un gran impugnador de la realidad. Balzac, por ejemplo, era muy conformista con su vida política. No estaba en contra de la...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR