Enemigos íntimos

Por gonzaloBanda

Pocas cosas reflejan tan prístinamente nuestra decadencia política como el último proceso para la elección de la Mesa Directiva del Congreso. ¿Qué hacía la izquierda respaldando a un fanático religioso que tenía creencias peculiares sobre el origen de los terremotos? ¿No está sobredimensionada la derecha limeña que orquesta mensajes de unidad desfilando por canales de televisión, pero que solo es capaz de quedar relegada al cuarto lugar en una elección con cuatro congresistas?Si el momento político que vivimos es uno de extrema crisis política, cuando estás conmigo o contra mí, o siembras conmigo o desparramas, ¿por qué los congresistas son tan incapaces de traducir ese momento político, de desesperación y caos, en un parteaguas definitivo y dramático? Son los llamados a transmitir el sentido de urgencia de la crisis, pero han preferido (como lo han hecho ya en varias oportunidades) apostar por un equilibrio de poder donde haya un balance costoso para todos los ciudadanos, menos para sus medros e intereses.La desafección política es tan aguda en el Perú que ha inaugurado un nuevo capítulo en los mismos políticos: aquel en donde los parlamentarios insisten en formar parte de partidos políticos donde los detestan, como lo ha sugerido el congresista Esdras Medina. El vínculo político no solo no existe, sino que es simple nominalismo. Si antes hubo tránsfugas que se pasaban de un partido a otro por beneficios personales, ahora hay cada vez mayor parasitismo. Parlamentarios que son conscientes de que no deberían formar parte de un grupo parlamentario, pero que se quedan atados al partido porque pueden aprovechar mejor su inversión desde adentro, fagocitando y creciendo desde el interior, así sus votos sean incoherentes y felones con los intereses personales.¿Quiénes son responsables de la debacle? En primer lugar, los mismos partidos y su dirigencia, que eligen para encabezar sus listas normalmente a aquel individuo que más aporta para la campaña regional, que tiene mayores recursos logísticos de movilización y que puede asegurar mayores recursos para la campaña nacional. El casting de elección de números uno es un descarado concurso de opulencia, que ni siquiera las diminutas e insignificantes primarias han logrado evitar. Pululan los mercaderes de la política porque los partidos son mercados persas de venta de liderazgos. La...

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