El enemigo a derrotar

Por Hugo Guerra. Periodista

Aceptémoslo, estamos enfrentando al narcoterrorismo, es decir al fenómeno más perverso que ha corroído a países como México, Colombia y Birmania, entre otros.

Reitero, por tanto, que es necio seguir hablando de ?rezagos senderistas? o de ?simples sicarios del narcotráfico?. La banda de los Quispe Palomino tiene una base ideológica que, a diferencia del polpotianismo abimaelista, intenta seguir una línea maoísta según la cual su acercamiento a la base popular es menos violenta que la ocurrida entre 1980 y 1992. Su organización, además, está aliada con los cárteles del narcotráfico, especialmente el de Tijuana, a los cuales proveen de droga terminada, aparte de protección y logística en las diferentes rutas de exportación: desde los caminos de herradura andinos, hasta los puertos en el norte, centro y sur del país. Adicionalmente intermedia en el lavado de dinero y activos en Ica, Tacna, Trujillo, Chiclayo, Piura y Lima.

Según la propuesta de la operación Tormenta de la Aurora Roja, el narcoterrorismo intenta ampliar su radio de acción en el Huallaga para reemplazar al capturado ?Feliciano?, y también participa en la agitación en Cajamarca, otro emporio del narcotráfico vinculado al cultivo de amapola. Pero el énfasis mayor del narcoterrorismo todavía está concentrado en el VRAE y sus zonas de influencia e irradiación: Junín, Apurímac, Ayacucho, Huancavelica, Cusco, Puno y el Altiplano boliviano.

Frente a esta complejidad nuestras FF.AA. y la PNP hacen su mejor esfuerzo, pero con seis carencias medulares. Primero, el mando tiene que unificarse con una autoridad civil autónoma que coordine el restablecimiento y la presencia integral del Estado en...

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