Elogio del capital especulativo

Por Iván Alonso. Economista

Si uno explica que el dólar ha estado bajando estos últimos años porque los exportadores peruanos se han hecho más competitivos, la gente entiende. No solamente entiende, sino que puede llegar a convencerse de que la caída del dólar no tiene nada de malo. Pero si uno le dice que esa caída se debe a los capitales especulativos que vienen de fuera, tenderá a pensar, más bien, que alguien tiene que hacer algo para evitar que cause un daño a los exportadores y, por extensión, a la economía nacional.

El espectro del capital especulativo sirve para justificar medidas intervencionistas que supuestamente no buscan interferir con las fuerzas del mercado, sino solamente protegernos de actividades intrínsecamente perversas. Tenemos dos objeciones contra esa línea argumental. La primera, que los capitales especulativos son también parte del mercado, de manera que intentar neutralizar sus movimientos es, en sí mismo, una interferencia con las fuerzas del mercado. La segunda ?y más importante? es que la especulación cumple una función útil en la economía.

El especulador invierte su capital comprando algo que espera vender más adelante a un precio más alto y solamente con la finalidad de venderlo a un precio más alto. Compra oro, por ejemplo, no porque necesite ponerse coronas en los dientes, sino porque espera que el oro suba de precio. Apuesta a ganar con las variaciones del precio del oro entre el momento de la compra y el momento de la venta, obteniendo de esa manera una rentabilidad sobre el capital invertido.

Con sus operaciones, el especulador presta un servicio análogo al del transportista que lleva mercadería desde un lugar donde se la valora poco a otro donde se la cotiza mejor. El transportista le da a la mercadería su ?mayor valor de uso?, poniéndola en...

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