El efecto ?Gringasho?

Por Pedro Ortiz Bisso

Entre las diversas formas de oportunismo político, el presidente Humala eligió la peor. Llamar ?miserable? a ?Gringasho?, pedir que sea enviado a una prisión común ?y a una de las más inhumanas como Challapalca? y que se exponga la identidad de sus padres, probablemente le gane muchos aplausos en la platea, pero no es lo que se espera de quien ejerce el liderazgo del país.

A pesar de que su huida de ?Maranguita? no duró más de seis días, el sicario trujillano se las ha arreglado para poner en evidencia todas las debilidades imaginables que puede tener un Estado tanto en la formación de sus niños y adolescentes como en la prevención y represión del delito.

El paseíto que se le dio por media ciudad porque en el reformatorio no lo aceptaron de regreso es un papelón de campeonato. Después de ser llevado a la comisaría de Cotabambas, finalmente fue dejado en la sede de la Sala Nacional Penal contra el Terrorismo, a la espera de que se habilite un lugar seguro donde pueda concluir su condena.

¿Qué ha hecho el humalismo en el año y cuatro meses que tiene en el poder para empezar a remediar estas graves debilidades? ¿O es que cree que la delincuencia juvenil se resuelve enviando a los infractores a prisiones comunes, junto a homicidas y ladrones consumados, en las condiciones de sobrevivencia más adversas?

La guinda en el pastel la puso la ministra de la Mujer, Ana Jara, quien en su debut como traductora palaciega, señaló que las palabras del presidente respecto a ?Maranguita? y Challapalca debían ser tomadas en sentido figurado.

En Trujillo, la tierra de ?Gringasho?, solo hasta abril del año pasado, el 40% de los homicidios fue cometido por menores...

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