La otra educación privada.

AutorArroyo, Jorge
CargoDIARIO VIVIR

[ILUSTRACIÓN OMITIR]

El mundo necesita que la escuela nos haga personas y cada país le reclama a la escuela la formación de ciudadanos.

LUIS JAIME CISNEROS

Vivimos en una sociedad que muchos pensadores juzgan inédita en la historia de la humanidad. Nunca antes se había producido una cantidad de conocimientos como la que actualmente existe, y se considera que la nuestra es una nueva sociedad: la sociedad de la información y el conocimiento. Frente a esta realidad, resulta más que necesaria una reforma de nuestro sistema educativo, pero no solo de las instituciones educativas estatales, sino también--y especialmente--del conjunto de colegios e instituciones educativas privadas.

El debate en torno a la nueva Ley de Educación ofrece la oportunidad de reflexionar acerca de la calidad de la oferta educativa proveniente de dichas instituciones privadas, y plantearnos algunas interrogantes como, por ejemplo, sobre la responsabilidad de la supervisión o calificación de los docentes de las instituciones educativas particulares, e incluso sobre la calidad de sus contenidos académicos y el manejo administrativo. Un aspecto especialmente delicado lo constituyen aquellos colegios de menor escala--los cuales se han multiplicado en los últimos años--, que representan una parte importante de la cobertura educativa ya que satisfacen una demanda de familias que buscan asegurar un mínimo de condiciones para la formación intelectual y académica de sus hijos (sin huelgas docentes, a distancias cortas, con metodologías "pre universitarias", etc.).

La Constitución reconoce dos tipos de educación: la pública y la privada. En cuanto a la segunda, existe una amplia diversidad de opciones, desde los tradicionales colegios religiosos--cristianos y católicos en su mayoría--a los modernos colegios laicos, incluyendo a las instituciones ligadas a la presencia de extranjeros en el Perú. Pero desde inicios de la década de 1990 se crea una serie de instituciones educativas, sobre todo en las zonas de niveles socio-económicos C y D, con nombres que reflejan cierta improvisación (Lord Brain, Millenium, Avante, etc.) y otros nombres que pretenden aparecer ligados a instituciones educativas o referentes más "prestigiosos". Han proliferado en los distritos donde las economías familiares emergen luego de años de crisis y recesión, en las áreas urbanas que empiezan a consolidar sus servicios e infraestructura, dentro de los llamados conos, en lo que hace treinta o más años eran...

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