Editorial

AutorFernando Eguren
CargoDirector de La Revista Agraria
Páginas3-3
ENERO de 2021 3
ste año se inicia con varios temas importantes. En primer lugar, la persistencia
de la pandemia. Estamos en una segunda ola, con variedades de virus más
contagiosas, con un Estado que parece haber aprendido poco de la primera ola
y una población que no termina de convencerse de la gravedad de la enfermedad.
Los vaivenes e improvisaciones en las gestiones de compra de las vacunas (que es
probable se extiendan también a su distribución y aplicación) auguran que recién el
próximo año, 2022, se iniciará la vacunación masiva.
Está, en segundo lugar, la campaña electoral. Avanza, pero con severas restric-
ciones en la realización de manifestaciones, en el desplazamiento de los candidatos y
en su publicidad en los medios de comunicación. Las expectativas de los electores no
son altas; sienten que las opciones por elegir son más de lo mismo: mediocridad de la
mayoría de los candidatos, y programas de gobierno que no son sino una formalidad
exigida para participar en las elecciones. Lo grave de un gobierno y un Congreso
mediocres será su escasa capacidad para enfrentar desafíos extraordinarios en el
orden económico, social y sanitario.
En lo que concierne el sector agrario, en el nuevo año se pondrá a prueba la
nueva Ley 31110, de régimen laboral agrario y de incentivos para la agroindustria.
Aunque la norma deja incólume el modelo agroexportador, este tendrá que adaptarse
al incremento de los costos laborales y el paulatino aumento del impuesto a la renta
(es probable que muchas pequeñas y medianas empresas no puedan hacerlo y sean
adquiridas por las más grandes). Los portavoces de gremios empresariales ya anun-
ciaron que reemplazarían algunos cultivos por otros que, en las nuevas condiciones,
sean más rentables, y que adoptarían tecnologías ahorradoras de mano de obra. El
resultado de la nueva ley podría ser contrario a lo que los legisladores pretendían,
pues habría más concentración de la propiedad y menos empleo. Por lo demás, la
movilización de los obreros agrícolas ha hecho visible no solo que existen, sino que
en el país hay más de 900 000 asalariados, de los que solo la tercera parte laboran
en las agroindustrias y están aún más desprotegidos. Estos trabajadores no tienen
sindicatos y no son apoyados por ninguna institución, ni pública, ni privada, ni partido
político, ni gremio; apenas por un puñado de ONG.
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problema grave de inseguridad alimentaria que afecta a vastos sectores de la pobla-
ción, urbanos y rurales; que ya existía, pero que ha sido agravado por la pandemia.
Para enfrentarla, el Midis emitió hace poco la Resolución Ministerial 013-2021-Midis,
que crea la Intervención Temporal Hambre Cero, que se orientará a incrementar las
capacidades productivas de alimentos en los hogares más vulnerables, a mejorar el
acceso de alimentos y a una gestión territorial que reduzca la pobreza extrema y la
inseguridad alimentaria. Extraña en la norma la ausencia del Ministerio de Desarro-
llo Agrario y Riego, cuya responsabilidad directa es, precisamente, incrementar las
capacidades productivas de los pequeños agricultores.
editorial
E
Fernando Eguren
Director de La Revista Agraria
Un nuevo año de problemas… ¿sin soluciones?

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