Ecos de China (II) y del Perú

Por Mariella Balbi. PeriodistaEn China y en Perú la corrupción es un problema peliagudo y grande. En el gigante asiático está enquistada en la estructura burocrática del partido, que en buena cuenta es el gobierno. Los chinos que reflexionan sobre él dicen que la democracia en su país está por construirse y aceptan que es imperfecta. Arguyen que las condiciones históricas y sobre todo económicas del celeste imperio son las que hacen que esto sea un proceso paulatino que toma su tiempo. Y como todo en China es inmenso, imperial, Cronos tiene otra dimensión. Cosa que se entiende porque para un país milenario, de cerca de cuatro mil años de existencia, ochenta años es bastante poco.En el Celeste Imperio, el Twitter y el Facebook están censurado. Pero el poder político en el mundo parece ser inerme frente a la informática. De modo que se ha creado un equivalente, un ?microblogging? que es tan veloz como el occidental pajarito y la censura resulta siendo lenta como las tortugas mitológicas que sostienen las pesadas estelas de piedra en los palacios imperiales.El ?microblogging? ha resultado muy útil y eficaz frente a la lucha contra la corrupción. En suma se trata de un sistema de ?dedeo?: coloco en el Twitter chino que tal funcionario (que puede ser mi compañero de trabajo) está coimeando o robando y, por lo menos, queda desnudado. Una alerta social que atemoriza a todos y cada uno.Sin embargo en el Perú, un país donde se supone que hay democracia, libertad de expresión, cero censura gubernamental, estamos sumergidos en un escándalo de corrupción con el ?affaire? López Meneses.Desafortunadamente, este hediondo asunto no se limita a...

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