Draghi traslada la presion al sector bancario italiano

AutorClaudi Perez - Amanda Mars
CargoCorresponsales en México

Recuperar la fe en la banca. Ese era este domingo el principal, tal vez el único objetivo del Banco Central Europeo (BCE) y la Asociación Bancaria Europea (EBA), que presentaron en Fráncfort y Londres el resultado de hurgar durante el último año en las tripas del sistema financiero —en un millón y medio de datos— para arrojar algo de luz sobre un sector poco dado a la transparencia y tratar de demostrar que la salud de la banca es mejor de lo que se piensa.

Siete años después del arranque de la crisis y tras centenares de miles de millones de euros en ayudas públicas de todo tipo, uno de cada cinco grandes bancos en Europa sigue con problemas. El sector en conjunto ha hecho los deberes en el último año —se ha reforzado con 200.000 millones de euros por su cuenta— y está razonablemente sano, según la foto fija del BCE y la EBA. Pero aun así quedan agujeros: los bancos de la periferia —Grecia, Chipre y Portugal— siguen en dificultades e Italia sustituye a España como principal quebradero de cabeza.

El BCE y la EBA suspendieron a 25 entidades, que deberán levantar casi 10.000 millones en capital en los próximos nueve meses, por debajo de lo que se esperaba (unos 50.000 millones, según Goldman Sachs). El examen despeja incertidumbres, aunque los analistas consideran que no es más que un buen primer paso para un sector que tardará años en digerir los excesos acumulados.

Como siempre cuando se trata de la banca en esta crisis, quedan no pocas zonas oscuras. El BCE, que se convertirá esta semana en el supervisor bancario de la eurozona, no despejó todas las incógnitas sobre el grado de dureza del examen. Tenía una tarea muy complicada: mostrarse lo suficientemente exigente como para no perder credibilidad, y a la vez no traspasar la fina línea que puede desencadenar el regreso de la temida inestabilidad financiera. Y en ese difícil equilibrio, dejó una sensación ambivalente. La mayor parte de los bancos está aparentemente bien. Pero un buen puñado de entidades están en una posición poco confortable. Y, sobre todo, Draghi y compañía trasladaron la presión a Italia: nueve de los 25 bancos suspendidos tienen matrícula italiana.

España necesitó un rescate europeo multimillonario para sanear las tripas de su banca, empachadas de ladrillo tóxico. Y el BCE, con un italiano a los mandos, apunta a la banca italiana, muy debilitada tras década y media de crisis y que prácticamente no ha hecho nada en los últimos tiempos por reparar los desperfectos. Italia...

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