Más divorcios y menos bebes

Por adrián foncillasDesde Beijing

Las solicitudes de divorcio se amontonaron a principios de año en los registros civiles. El fenómeno no respondía a una crisis nacional amorosa, sino a la inminente entrada en vigor de la ley que obliga a los cónyuges a pasar por un ?mes de apaciguamiento? desde que presentan los papeles hasta que empieza su tramitación. La medida busca reducir las rupturas impulsivas y revertir la imparable tendencia al alza: los divorcios han pasado de 1,3 millones desde su legalización en el 2003 a los 4,2 millones del año pasado.El problema social es serio. Los chinos cada vez se casan más tarde o no se casan y se divorcian más a menudo. Y esas tendencias influyen en la baja natalidad y el envejecimiento demográfico que amenazan la estabilidad social y la economía a largo plazo. El primer ministro Li Keqiang aludió hace pocos días a la falta de nacimientos como uno de los retos más urgentes en la apertura de la Asamblea Nacional Popular o Parlamento chino.Y en algunas propuestas se percibe la desesperación. Wu Xiuming, secretario general de un ?think tank? especializado en el desarrollo social de la provincia de Shanxi, ha propuesto que se casen los solteros rurales con las solteras urbanas. Al plan no se le puede negar la belleza de la sencillez: China sufre el mayor desequilibrio de género del mundo (114 hombres por cada 100 mujeres), provocado por la política del hijo único y la preferencia del varón en las sociedades rurales. Ello arroja un superávit de 34 millones de hombres que no podrán casarse y cumplir con su confuciano deber de la descendencia por falta de mujeres. Wu solo ve dos caminos: ellas pierden el miedo a vivir en el pueblo o ellos son enviados a las boyantes ciudades tras recibir la formación requerida.?Parejas disparejas?El perfil de la soltería por géneros difiere por la costumbre masculina de buscar acompañantes más jóvenes y con menos educación o ingresos, de forma que quedan desparejados los hombres de baja extracción social y las mujeres más educadas. La mezcla es improbable por más que se insista a ellas que renuncien a los centros comerciales por los bucólicos prados, pasen sus genes privilegiados a la próxima generación y aligeren las presiones sociales.?Es ridículo que nos vean como simples herramientas para arreglar los problemas demográficos, por suerte todavía tenemos el...

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