El divorcio entre la escuela y la universidad: una entrevista con Constantino Carvallo.

Autorde Andrade, Mariano
CargoUNIVERSIDADES

Un mínimo de sentido común nos indica que debería haber algún tipo de contigüidad entre la escuela y la universidad, ya que una supone el paso previo a la otra. Sin embargo, en los últimos tiempos, la línea divisoria entre estos dos ámbitos educativos se hace cada vez más ancha, al punto de haber creado un divorcio entre los conocimientos adquiridos en cada una de estas fases. En la siguiente conversación, el educador Constantino Carvallo, director del colegio Los Reyes Rojos, nos ofrece sus impresiones en torno de este agudo problema.

¿Qué percepción tienes de los problemas de la universidad peruana?

Mi espacio de trabajo es la escuela, de modo que no soy un experto en lo que ocurre en la universidad. Pero claro, vemos que la universidad pública tiene un problema de rentas y la privada tiene una superabundancia y está en un plan de competencia por captar alumnado, lo que implica una baja de calidad sensible en la educación. En términos generales, veo una absoluta falta de regulación en cuanto a los objetivos de la educación peruana, pues no se sabe bien hacia dónde apuntan las escuelas y las universidades, así como tampoco qué es lo que la nación quiere de ellas. Lo que hay es una libertad irrestricta, que en parte es una mala interpretación de la autonomía universitaria.

¿El TLC presenta algún tipo de riesgo en este asunto?

Ese es un problema adicional. La educación también forma parte del TLC y lo que preocupa es que la educación va a ser tratada como una mercancía. Entonces, eso que ha ocurrido con la UPC, que fue comprada por un consorcio universitario extranjero, va a ocurrir mucho más. Que no extrañe que en un futuro universidades estadounidenses mediocres comiencen a comprar institutos nacionales o venir ellos mismos a instalarse aquí, desplazando a los locales.

Los colegios, naturalmente, también entrarían dentro de esta lógica.

Claro. Y esto ya ocurre en México, por ejemplo, donde los resultados han sido desastrosos, a tal grado que ahora los mexicanos quieren dar marcha atrás a esa apertura, pero ya es demasiado tarde, ya firmaron su TLC cola Estados Unidos. Ahora, si eso es bueno o malo, creo que depende de lo que se quiera, de los objetivos que se persigan. Si lo que se quiere es construir una nación, un país que tenga una identidad, que sea autónomo, esta definitivamente no es la salida; pero si simplemente se trata de que el Perú ingrese a un mercado global, sin ninguna marca identitaria, bueno, eso puede terminar mal.

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