Diez Canseco es una madre de Mayo

Por Cecilia Valenzuela. Periodista

Javier Diez Canseco compró, a su nombre y a nombre de sus familiares, acciones en la Bolsa de Valores de Lima. Eran acciones laborales, tipo B. Cuando estaba en campaña para volver al Congreso vendió las propias, pero sus familiares conservaron las suyas.

Una vez ungido parlamentario, propuso una ley para mejorar el valor de las acciones que su familia posee. Lo niega, pero si no buscaba que las acciones tipo B aumenten de valor al emparejarse con las tipo A ¿cuál era entonces el objetivo de su propuesta legislativa?

Es paradójico ver a Diez Canseco enredado en el cálculo matemático en el que se ha perdido intentando defenderse, él, que toda la vida se zurró en las explicaciones económicas de sus adversarios, él, que basó sus acusaciones implacables en la supuesta mala intención de sus investigados.

Es una verdadera paradoja verlo arguyendo prebendas políticas en su contra, acudiendo a un tribunal conveniente para desprestigiar al mensajero, al diario ?Correo? que fue quien lo rastreó y lo dejó calatito.

Él, que lleva décadas persiguiendo tecnócratas, acusándolos de afanes de lucro; que en sus apreciaciones jamás consideró la esencia del mercado, la necesidad de aumentar el valor de un bien, de comprar y vender.

¡Él! pretendiendo ahora que creamos que propuso torcer las reglas del mercado mediante una ley altamente favorable a los suyos, para beneficiar a los trabajadores propietarios de acciones laborales. Si así fuera, ¿dónde quedan las ganancias de los trabajadores que le vendieron sus acciones laborales a él y a su familia?

El ocaso de este ídolo, guardando la distancia en la calidad de los delitos, nos lleva a otro: A...

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