La desilusión del poder

Por Editor central de Política

Lea mañana en Política aEduardo DargentEl Comercio no necesariamente coincide con las opiniones de los articulistas que las firman, aunque siempre las respeta.Los últimos días han sido particularmente desalentadores para la izquierda peruana. Aunque las sospechas no son recientes, las dos gestiones elegidas bajo las banderas que suele traer la izquierda han sufrido serios reveses en algo que creyeron su inalterable capital: la honestidad.Sin duda, el más claro caso es el de Ollanta Humala. Como se recuerda, Humala tuvo en la campaña una retórica izquierdista: la gran transformación, un extenso documento elaborado por académicos y activistas progresistas. Su gestión, sin embargo, es difícil de clasificar. Su grupo de primeros ministros, por ejemplo, fue ecléctico, desde el empresario izquierdista Salomón Lerner Ghitis hasta el antiguo militante del Movimiento Libertad Pedro Cateriano. Aunque el etiquetado de izquierda puede resultar forzado, la memoria popular asocia a Humala y a su esposa Nadine Heredia con esta corriente política.Dadas las actuales circunstancias, es difícil olvidar la frase que caracterizó la campaña de Humala del 2011 (?Honestidad para hacer la diferencia?), una ironía mayúscula vistos los sólidos argumentos de la acusación fiscal, presentada la semana pasada.El otro caso es más reciente. Involucra a una persona que aun en sus actuales difíciles momentos no reniega de su filiación: Susana Villarán, la alcaldesa que llegó al municipio de la mano de Fuerza Social.Incluye un extraño recurso: la confesión tardía de la ex alcaldesa Susana Villarán, pretendida como digna y corajuda por algunos. ?La esperanza venció al miedo?, decían los...

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