Descontrol y peligro en la Ramiro Prialé

Por JUAN PABLO LEÓN

Una autopista de solo 9,7 kilómetros de longitud es capaz de reunir por sí sola todos los problemas viales de Lima: conductores negligentes, una riesgosa infraestructura y falta de control por parte de las autoridades.Se trata de la Ramiro Prialé, una vía que conecta la salida de Lima con la Carretera Central y con los distritos de Ate y Lurigancho-Chosica, y donde se inicia el camino desde la capital hasta la zona central del país.Esta vía ha sido convertida en un verdadero caos, donde confluyen el tráfico y la imprudencia de los choferes que circulan en sentido contrario en algunos tramos.El problema comienza en la zona de Las Torres, paralela a un cementerio ubicado en Huachipa. En este sector la vía solo tiene dos carriles por sentido, pero los choferes la convierten en una pista de cuatro, generando un cuello de botella y un intenso tráfico entre La Atarjea y el zoológico de Huachipa.Para evitar la congestión, varios kilómetros detrás, al inicio de la Ramiro Prialé, cada tarde desde las 6:00 p.m. decenas de vehículos cruzan la berma central de tierra (aprovechando los guardavías rotos) hasta llegar a la pista que va en sentido contrario y circular por ahí, evadiendo el tráfico en el sentido correcto y así ganar hasta media hora de tiempo.Otro punto donde se comete esta infracción (tipificada en el Reglamento Nacional de Tránsito como la M16, una falta muy grave y que acarrea una multa de S/498) es en el desvío hacia Cajamarquilla, que es utilizado como acceso a la autopista contraria. Así, los choferes continúan su marcha, esquivando camiones, tráileres, minivanes y a otros vehículos que no...

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