El descalabro del "modelo boliviano"

AutorLuis Miguel Castilla

En una ferviente defensa de las virtudes del "Modelo económico social comunitario productivo" en 2014, el entonces ministro de Hacienda y hoy presidente de Bolivia, Luis Arce, esbozaba una transición hacia el socialismo a la boliviana. Entre los pilares de su tesis, afirmaba "que el Estado tiene que ser todo: planificador, empresario, inversionista, banquero, regulador y productor del desarrollo". Ese modelo finalmente ha hecho agua y hoy el país altiplánico se encuentra ante una crisis incubada por la acumulación de desequilibrios macroeconómicos y un desplome de la liquidez externa que impide suplir la demanda de divisas.

Las reservas internacionales líquidas del Banco Central de Bolivia (BCB) cayeron en un 50% entre el 31 de diciembre de 2022 y el 8 de febrero pasado, fecha en la que el BCB dejó de publicar sus reportes semanales. Quizás el gatillo de una mayor demanda de dólares haya sido la decisión de crear un régimen cambiario preferencial para la exportación (que, por cierto, hace recordar al dólar MUC del pasado en el Perú). No obstante, recientes eventos confirman que adoptar políticas económicas desequilibradas siempre pasa factura.

Las tres agencias calificadoras de riesgo han reducido el rating soberano boliviano ante el deterioro de su capacidad de pago y un mayor riesgo de default. Moody's señala que, sin políticas de ajuste creíbles incluyendo la sustitución del régimen cambiario fijo que ha sobrevaluado la moneda para sostener artificialmente la demanda interna a través de "importaciones baratas", el riesgo de un descalabro económico es cada vez mayor. Estos acontecimientos tiran por la borda la cruzada emprendida por algunos políticos peruanos que pretenden venderle a la población una alternativa claramente insostenible. La insistencia de sustituir nuestro modelo económico por uno estatista, con Asamblea Constituyente incluida, debe ser evaluada a la luz de lo que está ocurriendo en el vecino país.

Haciendo un balance objetivo, el modelo boliviano mostró resultados positivos por más de una década gracias a la combinación de un favorable contexto externo y la implementación de políticas económicas orientadas a dinamizar la demanda interna. Se impulsó una agenda que otorgó al Estado un rol protagónico en la economía (en perjuicio de la inversión privada), a través de su participación dominante en las actividades de explotación de recursos naturales, la redistribución de los excedentes económicos a otros sectores productivos...

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