El desborde popular y el bicentenario

Por José MATOS MARAntropólogoDurante dos siglos de vida republicana, el Perú ha vivido una dolorosa fractura entre Estado y nación. Hoy la emergencia de los sectores populares está cerrando esa brecha y gestando una sociedad nacional. Lo mejor que podría pasar al Perú es que para el bicentenario ese proceso estuviera avanzado. Sin embargo, falta tan poco tiempo para esa fecha que lo más probable es que el fenómeno que he llamado el desborde popular siga tan vivo como hoy.Nadie puede negar que en el siglo XXI la clase política ha tratado de construir un Estado más inclusivo, pero tampoco se puede negar que ese objetivo se está logrando solo a medias. Inclusión no es asistencialismo y, por ende, no se logra solo con programas sociales. Sino que lo digan los jóvenes que protestan en las calles por un trabajo bien remunerado, los indígenas que defienden el medio ambiente o los miles de asentamientos humanos que solicitan agua potable.Por ello, la sociedad peruana, pluricultural y multilingüe, aparece como integrada y estructurada en un Estado cada vez más nacional pero seriamente precario, que requiere de una gran reforma económica y política. En lo económico tiene que empezar a hacer políticas reconociendo el enorme mundo de la informalidad. En mis libros yo he propuesto que socialmente el país se divide entre un Perú Oficial y el Otro Perú, y esa misma definición vale si la referimos por ejemplo a lo tributario. Un Perú Oficial donde unos pocos pagan impuestos y una enorme masa que los elude porque no existe la inteligencia de adecuar leyes y procedimientos a la realidad. Tributariamente, dos países que coexisten separados.Lo mismo pasa en lo político. Un Congreso, entre otras instituciones fundamentales, que no sintoniza con las prioridades nacionales ni con las necesidades regionales y locales. Que no es capaz de asumir la ejecución de reformas profundas de la estructura institucional que acerquen el gobierno al pueblo, por ejemplo con referendos sobre los temas más controversiales. Otra vez en lo político dos países, uno pequeñito que toma las decisiones y otro enorme que las desconoce y/o incumple.Por ello, el reto del bicentenario es aprender de la gran hazaña histórica del Otro Perú olvidado y discriminado, pobre y rural, serrano y amazónico, que decidió migrar a la costa para modernizarse, al margen de gobiernos, partidos políticos...

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