Génesis del desastre (¡y muestra tus e-mails!)

Por Aldo Mariátegui. PeriodistaPor cosas de la vida, me tocó presenciar el advenimiento chavista. Por un negocio fallido recalé en Caracas en 1998 y me quedé unos meses. Por entonces los sondeos ponían como puntera a la ex Miss Universo Irene Sáez, mucho más linda que lista a pesar de haber sido una exitosa alcaldesa de Chacao (un Miraflores con San Isidro juntos).Pero el malhumor se respiraba por doquier: la economía andaba hundida, con un barril de petróleo a tan solo US$9 y la dura resaca de un colapso bancario. Y el anciano presidente Rafael Caldera me recordaba a Belaunde: un señorón absolutamente inútil. ¡Caviarón encima (como casi todos los laboralistas)! Se notaba el hartazgo con los políticos y se aseguraba que las elecciones pasadas habían sido robadas, que el antiestablishment Causa Radical había ganado. El crimen ya era rampante, la infraestructura decrépita y colosal la añoranza por el ex dictador Pérez Jiménez (una suerte de Odría) con que ?necesitamos otro militar como él que enderece esto y haga obra?. Se respiraban esas mismas ganas de patear el tablero del Perú de inicios de los 90. El tonto de Caldera había soltado al golpista Chávez en 1994 y su candidatura comenzó a crecer como la espuma, mientras que Sáez implosionaba al aliarse al Copei, un viejo partido repudiado. Yo vivía en un barrio burgués y una mañana oí discutir a los vecinos. La señora gritaba que iba a votar por Chávez ?para que los políticos se vayan a la m??, mientras su marido solo replicaba: ?Tú estás loca, chica. Ese es rojo y militar?. Ese día les dije a mis amigos que agradecía sus ofertas de empleo, pero...

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