Los derechos humanos disueltos

Por Analista político

Muchas democracias en el mundo atraviesan una grave crisis de separación de poderes, al extremo de que más de uno de estos puede ser sometido o disuelto por otro, afectándose derechos políticos y civiles fundamentales.Esas mismas democracias tampoco pueden garantizar derechos tan básicos como a la vida, a la libertad, a la seguridad, a la igualdad, a la libre circulación, al trabajo, a elegir y ser elegido y al mínimo orden social, que en los ránkings mundiales de hoy asoman muy abajo, casi disueltos.Más disueltas aparecen aún las declaraciones constitucionales y de las Naciones Unidas sobre desarrollo humano al lado de las monolíticas prerrogativas del poder político, que sí se cumplen y ejercen plenamente.Es como ver que los intereses del poder van por un lado y los intereses de la sociedad por otro, en líneas paralelas que jamás se encuentran.Es asombrosa, por ejemplo, la inescrupulosa capacidad de las autoridades peruanas para justificar los bajos niveles de desarrollo educativo, buscando inútil consuelo en mínimas mejoras que nos siguen colocando a la cola del mundo. Del mismo modo que nuestro actual crecimiento económico, por debajo del promedio internacional, de 2,5%, frena largamente la chance de revertir las ya históricas hondas brechas sociales.La alianza perversa del autoritarismo gubernamental con la incompetencia estatal viene aquí y allá echando por los suelos no solo el viejo sueño de una sociedad de bienestar, tornándola prácticamente inalcanzable, sino las posibilidades de que muchos y no pocos puedan alcanzar niveles de vida mínimamente decentes.La paradoja tercermundista todavía subsistente es que los políticos en carrera por el poder y en el poder no son capaces de ponerse por encima de sus odios y diferencias en función de los intereses y necesidades de la sociedad que ellos creen representar. Mientras se repugnan mutuamente, alejando necesarias e importantes alianzas, como lo advierte Moisés Naím (El Comercio: 8/12/19), no hay quien gobierne ni legisle por los votantes; no hay quien quiera y pueda revertir estadísticas deplorables en salud, educación, seguridad y empleo; no hay quien quiera trabajar por...

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