A la derecha no le agrada

AutorPaul Krugman

La democracia estadounidense está en crisis y es muy posible que en menos de dos años tengamos un Gobierno con inclinaciones autoritarias. ¿Pero también hay crisis en aspectos distintos al ámbito político? ¿Están erosionando los fundamentos de la sociedad? Aparentemente, muchos en la derecha piensan que sí. Un ensayo de Damon Linker en The New York Times perfiló a intelectuales conservadores cuyos textos ayudan a explicar los orígenes del movimiento derechista. Lo que me asombró fue el funesto retrato que pintan del país.

Por ejemplo, Patrick Deneen lo describe así: "Ciudades y pueblos en toda la nación, otrora hermosos, han sucumbido ante una horrible plaga. Desplome de la tasa de natalidad, fuerte aumento de 'muertes por desesperanza', adicciones generalizadas a fármacos y distracciones electrónicas atestiguan la prevalencia de hastío y abatimiento psíquico". Y atribuye todo esto a los malignos efectos del liberalismo. Cuando leo estas cosas, me pregunto: ¿esta gente alguna vez sale y mira alrededor? ¿Tiene alguna idea, por recuerdos personales o por lo que lee, de como era el país hace 30 o 50 años?

La sociedad estadounidense ha cambiado inmensamente en el último medio siglo, aunque no siempre de forma positiva: la inequidad se ha disparado y las muertes por desesperanza son un fenómeno real. Pero muchas críticas de la derecha parecen enraizadas en fantasías distópicas que están caducas desde hace varias generaciones. Parece que existe una parte de la mentalidad conservadora que permanece en 1975.

Comencemos con esas "marchitas" ciudades. Tengo edad suficiente para recordar los años 70 y 80, cuando Times Square era un sumidero de drogas, prostitución y crimen. Hoy en día, está increíblemente transformado. Claro que no a todas las ciudades les ha ido tan bien como a Nueva York aunque es notorio cómo muchos en la derecha insisten en creer que uno de los lugares más seguros del país es un infierno urbano. A Chicago, por ejemplo, le ha ido mal.

Pero entre 1990 y hasta antes de la pandemia, hubo un generalizado resurgimiento urbano, en gran parte impulsado por el retorno a la vida citadina de un signi- ficativo número de estadounidenses acomodados, que apreciaban las amenidades que las ciudades ofrecíany estaban menos preocupados por la violencia criminal, la cual se derrumbó a partir de 1990.

Es cierto que parte del retroceso de la delincuencia se revirtió durante la pandemia, pero al parecer está volviendo a sus niveles previos. Y los...

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