Los depredadores dependen cada vez más de la basura

AutorMiguel Ángel Criado
CargoAmbientalista y socióloga

En el desierto de Tanami, en Australia, hay grupos de dingos (Canis lupus dingo) alrededor de varias localidades mineras, donde tienen un acceso fácil al agua y la comida. A diferencia de los que viven alejados de los humanos, estas manadas son más grandes. Frente a la jauría típica de menos de 10 individuos, en un basurero se encontró un grupo estable de 55 cánidos. Además, los investigadores comprobaron que eran más sociables, existiendo menos conflictos dentro del grupo y contra otros dingos o los humanos. Estos efectos de la comida humana ya se están empezando a fijar en los genes del dingo.

"Mis investigaciones en Tanami muestran que se pueden formar agrupaciones de dingos genéticamente diferentes alrededor de fuentes de comida de origen humano", dice el ecólogo animal de las universidades de Deakin y Sidney, ambas en Australia, Thomas Newsome. "Las consecuencias que tendrá a gran escala aún no están claras, pero las poblaciones de dingos que viven en áreas urbanas y periurbanas podrían convertirse en poblaciones con una genética distinta", añade.

Newsome y un grupo de colegas acaban de publicar un artículo en BioScience, la revista del Instituto Americano de Biología, en el que establecen muchos paralelismos entre la domesticación ancestral del lobo y lo que está pasando ahora con el dingo y otros grandes depredadores. En el trabajo, recuerdan que los primeros perros domésticos evolucionaron de lobos que se acercaron a los grupos humanos y encontraron en ellos una fuente cierta y estable de alimento. Una presión selectiva artificial favoreció el fenotipo y los genes cánidos que más favorecían el interés mutuo de humanos y lobos hasta que estos dejaron de ser feroces para ser dóciles perros.

Una diferenciación genética así es un requisito para se produzca, con el paso de las generaciones, un evento de especiación, dando lugar a dos especies diferentes donde antes había una. Así que los zorros que viven en los alrededores y parques de Zúrich (Suiza) aún siguen siendo tan zorros como los que habitan en los bosques. Pero, ya en 2003, se demostró que algo había diferente en sus genes. Los zorros nacidos en la ciudad empiezan a mostrar una diferenciación genética respecto de sus congéneres rurales.

El motor de los cambios tanto en los dingos australianos como en los zorros suizos es la abundancia de comida procedente de actividades humanas. Todos los trabajos que analizan el impacto de las fuentes antropogénicas de alimento destacan la...

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