Al dente

Por Ricardo Montoya. Columnista

El mordisco de Luis Suárez a Branislav Ivanovic, el último domingo, y el de Mike Tyson a Evander Holyfield, difieren radicalmente en su propósito. Mientras que el alguna vez ‘Hombre de Hierro’ respondió iracundo a la frustración y a la impotencia de verse superado por la mejor técnica pugilística de su oponente, en el atacante del Liverpool los recursos vedados para salirse con la suya se han convertido en parte frecuente de su conducta deportiva.

Los despropósitos de Luisito no son producto de un pobre control de impulsos ante una situación extrema, sino que, ya desde hace un tiempo, acompañan al colosal talento que posee en la misión de ablandar a los rivales.

Suárez es reincidente, por lo que sus palabras en su cuenta de Twitter son vistas de reojo por los aficionados: "Me disculpo con Ivanovic y con todo el mundo del fútbol”, escribió. La suspicacia que genera su ‘mea culpa’ nace de sus antecedentes, ya que, en el pasado, ‘el pistolero’ siempre ha hecho actos de contrición y, poco tiempo después, ha regresado a las andanzas. "Errar es humano pero repetir los mismos errores es diabólico”, dice San Agustín.

Suárez compendia las polaridades del potrero. De un lado, es un delantero pícaro e inteligente; pero del otro, es un elemento negativo con un amplio historial de excesos. Las Eliminatorias sudamericanas también han visto al Mister Hyde que...

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