¿Demolerán el edificio de Abancay?

Por Periodista@orbisa35Lea mañana en Lima a Angus Laurie El Comercio no necesariamente coincide con las opiniones de los articulistas que las firman, aunque siempre las respeta. Creció en nuestras narices, malparado y delgaducho, en plena avenida Abancay, una de las más concurridas de Lima. Sin embargo, recién al verlo expuesto en la prensa [en la edición dominical de este Diario], abrimos los ojos como platos, soltamos incendios y mostramos los índices indignados, exigiendo explicaciones.¿Explicaciones? ¿A quién podemos pedirlas? ¿Al mejor alcalde de todos los tiempos? ¿Al hombre que ha endiosado el ladrillo como ningún otro burgomaestre de la ciudad? O, mejor dicho, ¿con qué cuajo podemos exigirlas si vivimos en una Lima donde de diez viviendas, siete son informales? No, no todas son como este émulo achichado del Flatiron neoyorquino, levantado a diez minutos a pie de Palacio de Gobierno, el candidato favorito a venirse abajo a la primera zamaqueada a la que nos someta nuestra madre naturaleza.Tampoco mire solamente a las casas que se desbarrancan en las laderas de los cerros o a las que se levantan sobre basurales, quebradas y pantanos porque sus habitantes no tienen otro lugar donde vivir.No, no mire por encima del hombro, acuérdese del cuartito que construyó en su patio, de cómo convirtió su jardín en un garaje o hizo de ese coqueto balcón la ampliación del dormitorio de sus hijos.Haga memoria: ¿ya no se acuerda cuando decidió cercar el jardincito frente a su casa y apropiarse ?sin querer queriendo? del poste de alumbrado público y la vereda? ¿O cuando juntó su platita...

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